Carta abierta a Willy Toledo
Carlo FrabettiQuerido Willy:
Pero hombre, ¿cómo se te ocurre...? ¿No tienes bastante con defender los derechos del pueblo saharaui? Es una causa nobilísima y de trascendental importancia, cuya defensa

A ver si te enteras de una vez: los conspiradores y los sicarios cubanos pagados por Washington (que alardea sin pudor de los millones de dólares que anualmente dedica a financiarlos) son “disidentes”, y si están en la cárcel son “presos políticos”; mientras que en el Estado español, los más de setecientos presos políticos anticonstitucionalmente dispersos, con frecuencia torturados y de vez en cuando suicidados, no son verdaderos presos políticos, pues, aunque solo una pequeña parte de ellos haya usado las armas, el que no ha quemado una papelera tiene un amigo o un cuñado que sí lo ha hecho: son violentos, o están cerca de los violentos, o no condenan a gritos el tipo de violencia que el poder quiere que se condene, o denuncian otros tipos de violencia que al poder no le interesa que se denuncien, y por lo tanto son “terroristas”, y su lucha por la autodeterminación, aunque persiga objetivos obviamente políticos, no es una lucha política, sino diabólica. Y además podrían estar subvencionados directamente por Hugo Chávez. ¿Es que no ves la televisión, Willy?
A ver si entras en Libertad Digital y te enteras de una vez: en Cuba se tortura a troche y moche, aunque nadie haya podido probar un solo caso; mientras que en el Estado español la tortura, al igual que los presos políticos, no existe, por más que digan lo contrario los relatores de la ONU, Amnistía Internacional o las más de cuarenta organizaciones agrupadas en la Coordinadora para la Prevención de la Tortura. No tienes más que entrar en un buscador y teclear las palabras “tortura” y “España”, y verás que solo hay un par de millones de entradas sobre el tema: pura anécdota.

Yo te lo diré: vives en el incómodo y sitiado mundo de las personas decentes, y eso, que en los tiempos que corren es muy peligroso para cualquiera, para un actor lo es mucho más. No lo vas a tener fácil, a pesar de tu indiscutible valía y de tus numerosos éxitos profesionales. Los mediocres encumbrados, los lacayos, los sumisos, los lameculos, además de envidiosos, son cobardes e inseguros, no se acercan a aquellos cuyas rodillas no conocen el suelo, como diría Alfonso Sastre. Te harán el vacío, te lo están haciendo ya.
Pero en ese vacío institucional generado por la vileza y el resentimiento, en ese limbo de los indóciles -que a menudo se convierte en un purgatorio y algunas veces en un infierno- no estás solo, querido Willy, ya lo sabes. Por no mencionar más que a los de la profesión, y solo a algunos y algunas especialmente cercanos, estás con Alicia Hermida y Jaime Losada, con Vicente Cuesta y Juan Margallo, con Gloria Berrocal y Javier Maqua, y, por supuesto, con tus compañeras y compañeros de Animalario, y con nuestro padre y maestro mágico, Alfonso Sastre. Después de todo, no eres tan insensato, Willy: estás con los mejores.
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