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Lucha de clases en Francia

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La historia de toda la sociedad hasta ahora, ha sido la historia de la lucha de clases”
(Karl Marx, “Manifiesto Comunista”).

 

 Manuel Ballestero



  El movimiento popular en Francia progresivamente se ahonda y desvela su significado profundo; durante dos meses me he retenido de reflexionar públicamente sobre el gran movimiento social del pueblo francés; me paralizaban la exigida prudencia y la necesaria y atónita reflexión  ante la magnitud histórico-social del mismo.
  Durante dos meses-septiembre y octubre- las calles de las ciudades y pueblos franceses se han visto atestadas de enormes  muchedumbres de manifestantes contra la estrategia social y política de Sarkozy. El 28 de octubre asistí a la última manifestación: tres horas y media de apiñado desfile de masas obreras, de empleados, de profesiones liberales, unidos en el rechazo palmario de un proyecto “injusto”.
Casi en cabeza de la muchedumbre campeaba una gran muñeca, vestida de blanco, con una balanza en la mano y cuyo rostro estaba manchado de su propia sangre, por los golpes recibidos; muñeca, símbolo de la Justicia, acosada y hostigada de pajarracos negros, los de la estrategia social del presidente de la República ; al cabo de un rato, la Justicia esgrimía una espada rutilante, y las aves nocturnas desaparecían.
Era toda una escenificación muy francesa, ingeniosa y estética de la lucha popular contra el fardo del capital financiero explotador.
La escena de la Justicia defendiéndose de sus agresores avanzaba acompañada de carteles con frases rotundas de Rousseau o de Victor Hugo; la muchedumbre francesa echaba mano de su tradición  intelectual y revolucionaria, sacándola, como en procesión, a las calles:”El dinero lo tiene todo, menos la dignidad y la conciencia cívica”.
  El proceso masivo en defensa de los derechos de los ciudadanos, el de defensa de una jubilación decorosa, se extiende y revela todo su significado, precisamente el humanista que la dinámica de la acumulación del capital, pisotea.
No son sólo los problemas de la jubilación los que están en juego; la personificación simbólica de la Justicia, iba mucho más lejos; en la Francia actual, el 15% de la riqueza producida en un año va a engrosar los beneficios de los inversores capitalistas, sólo un 1,5% va al trabajo. La juventud francesa es víctima del paro (24% de los de menos de 30 anos), de la precariedad; en cuanto a los “mayores”, los últimos estudios demuestran que evitan en lo posible tratar sus enfermedades, por falta de recursos y por los recortes de la seguridad social.
Las injusticias han llegado a tal extremo, que con claridad palmaria en las manifestaciones de masa, se plantea otra vez la consigna de “un justo reparto de la riqueza”, por lo que en los desfiles populares proliferan las pegatinas “Igualdad”, “lucha de clases”.
El proceso político se desarrolla,  expone  y ahonda su significación, recogiendo y resucitando el trasfondo histórico en que se asienta: su propia historia y la memoria; de tal manera que corrobora el principio dialéctico, que “en la vuelta a sí mismo, se profundiza y reconoce”.