Integrado en la Coordinadora)
En los poco más de seis meses que lleva funcionando la Coordinadora Antifascista de Sevilla (CAS), ya se está consolidando como un espacio de reunión de grupos políticos y sociales donde desarrollar campañas conjuntas que denuncien las agrupaciones fascistas y neonazis de nuestra ciudad, así como sus mensajes racistas, xenófobos, homófobos, etc.
La CAS surge en diciembre de 2009, cuando se apuesta por una coordinación real entre colectivos, no de personas a nivel individual, como ocurría hasta esta fecha: estas personas que participaban a nivel individual pasaron a conformar el Colectivo Antifascista, siendo uno más, aunque el más activo, en la Coordinadora. Desde esos primeros momentos, con una base fija de cinco colectivos políticos y sociales implicados, la Coordinadora funciona con hasta diez colectivos, número que se espera que aumente a medida que se organicen más eventos, charlas y movilizaciones.

Esta última acción de la CAS no pretendía ser un acto aislado, ya que hemos visto la necesidad de mostrar las formas que adopta el fascismo en Sevilla, los nombres de sus asociaciones culturales, simbología, partidos políticos, ideología, etc. con el fin de poder concienciar a la gente del peligro de sus mensajes y de su propia existencia: convocando actos públicos, reuniéndose en centros cívicos, llenando las calles con pegatinas racistas, católicas, etc.
Desde la Coordinadora Antifascista de Sevilla sabemos que no hemos hecho más que empezar, que los retos son complicados y el camino largo, pero consideramos que la dirección es la correcta: crear un espacio de reunión de los sectores sociales y políticos de izquierda, superando sus diferencias, así como de movimientos sociales y ciudadanos que trabajen por la desaparición de toda aquella ideología que fomente el odio, la violencia y la exclusión social hacia los sectores más desfavorecidos. Una cosa tenemos clara: el fascismo avanza si no se le combate, sobre todo en el contexto actual de auge de las derechas en Europa, crisis económica y población inestable que puede adoptar el discurso fácil y reaccionario de estos grupos que, además, son permitidos por los propios poderes políticos y las fuerzas de seguridad del estado.
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