Un sagrado esperpento nacional
Su
eminencia retrogradísima el cardenal Rouco dio instrucciones a
los fieles catolicorromanos de España para que, el 21 de junio
de 2009, se renovara la consagración del reino al Sagrado
Corazón de Jesús. La primera tuvo lugar el 30 de mayo
de 1919; la eminencia madrileña ha querido conmemorar los 90
años del evento, ante el fundado temor de que no sea posible
celebrar el centenario.
Fue
una monja histérica la postuladora de la consagración.
Dijo que se le había aparecido el Corazón de Jesús,
y le había anunciado que deseaba reinar en España. La
historieta era increíble para cualquier persona con sentido
común, porque ningún corazón anda suelto por muy
santo que sea, porque asegura la Biblia que Dios no hace
acepción de personas, ni por lo tanto de reinos, y porque a
ningún ser celestial se le ocurriría querer reinar en
este país, sabiendo el desprestigio de que goza la monarquía
desde que la ocupan los borbones.
Pero
Alfonso XIII creyó o fingió creer en la aparición,
dado que ostentaba el título de majestad católica, por
concesión de su santidad el papa Alejandro VI, el más
inmundo de los seres de su tiempo, a Isabel y Fernando y sus
sucesores. En consecuencia, ordenó que en el Cerro de los
Ángeles se levantase un monumento al Sagrado Corazón,
al que consagraría el reino, siendo él su delegado
mundanal.
Los
gastos ocasionados con motivo del nuevo esperpento nacional los
pagaron los súbditos, como es lógico. El monumento es
horrendo desde la crítica estética más benigna,
un verdadero espanto, además del sacrilegio que representa
levantar una estatua a una supuesta divina víscera, en contra
del segundo mandamiento divino según el Éxodo.
Se
suponía que, al reinar el Corazón de Jesús en
España, el reino quedaba protegido contra todos los males, y
el rey que ostentaba el cargo por delegación celestial iba a
ser el más feliz, justo y duradero de los monarcas. Sin
embargo, cuatro años después, el rey perjuraba la
Constitución que había jurado guardar y hacer guardar,
y no habían transcurrido ocho más cuando se vio
obligado a salir huyendo del reino.
Para
España tampoco fue beneficiosa la consagración, porque
si en un principio se libró de la monarquía, después
padeció una sangrienta guerra, y como consecuencia de ella,
una sanguinaria dictadura. Parece que la monja histérica se
equivocó.
Está
claro que en el cielo no fue bien acogida la consagración. Sin
embargo, el cardenal Rouco repite la escena, para aprovechar la
oportunidad de hablar ante micrófonos sumisos, y lanzar una
vez más su mensaje apocalíptico. Ha lamentado la
“descristianización de España”, sin plantearse el
motivo. No puede esperar otra cosa una Iglesia que alentó la
sublevación contra el régimen constitucional, que
bendijo a los combatientes y las armas rebeldes, que pidió a
los fieles de todo el mundo apoyo para ellos, que les dio el dinero
recaudado en sus templos por todo el planeta, que tuvo a los papas
Pío XI y Pío XII a su lado, que vio a los cardenales y
obispos hacer el saludo fascista junto a los militares sublevados,
que los sentó en las llamadas Cortes del régimen, que
sustentó la dictadura en todos su actos, que denunció a
los patriotas demócratas, y todo lo demás que nunca
olvidaremos ni perdonaremos. Sólo hay que esperar los
resultados del nuevo esperpento perpetrado en pleno siglo XXI,
mientras los ciudadanos de la Unión Europea (excepto
irlandeses y polacos) se burlan de nosotros.
Arturo
del Villar
Presidente
del Colectivo Republicano III Milenio
Buenas tardes, este lector nos envía una carta para su publicac
Buenas tardes, este lector nos envía una carta para su publicac
El
fin de un trabajo eficiente es aquel que se realiza en el menor
espacio de tiempo, la mayor seguridad, con el menor coste y la más
alta calidad.
El
progreso de la técnica lo evidencia: el mando a distancia de
la tele puede ser un ejemplo de eficiencia en ahorro de trabajo, ya
que, de no existir, seguiríamos con el engorroso ejercicio de
tener que levantarse del sofá una y otra vez para pulsar el
botón de la infinidad de canales televisivos.
La
movilidad laboral es la antitesis de la eficiencia, ya que significa
la aceptación de que un candidato a un puesto de trabajo deba
recorrer distancias cada vez más largas para realizar un
trabajo que pueden desempeñar otros candidatos del mismo
oficio de las zonas adyacentes. Se da el caso, en progresión,
de que una ingente marea de trabajadores del mismo gremio deban
desplazarse, de su barrio a otros barrios de su ciudad, o a otras
ciudades o pueblos de otras provincias o países, mientras
otros realizan los recorridos a la inversa, así, al horario de
la jornada laboral, hay que añadirle varias horas de trayecto
no remunerado.
El
Ministerio de Trabajo debería recibir los cursos y la
formación adecuada, para buscar la eficiencia en la movilidad
laboral, como lo está en formar y buscar la eficiencia del
trabajador dentro de la empresa. Si el Estado se hiciera cargo: por
un lado, de los costes de la gasolina, del desgaste del vehículo,
del tiempo invertido en los trayectos, del tiempo expuesto a un
accidente de tráfico, de la merma en la conciliación de
la vida familiar… Y por otro, cuando la distancia del puesto de
trabajo, representa tener que trasladar tu domicilio a otra provincia
y dejar a atrás a familia, amigos, ambiente, y los costes y
molestias añadidos como compra o alquiler de un nuevo piso, y
los costes para amueblarlo, electrodomésticos, aparcamiento
para el coche, viajes de fin de semana para ver a la familia, etc.
Incapacidad que paga la administración con los costes de la
continua ampliación de carreteras, puentes, túneles,
autopistas… para dar cobertura a la marabunta automovilística
que cada día traga más millas de asfalto y satura las
carreteras. Todo esto tiene la misma lógica: como si un
pintor, en lugar de acercar el cubo de pintura a mano de la zona
donde la aplica, fuera de un extremo al otro de la fachada para mojar
la brocha en el cubo.
También
se puede dar el hipotético caso de que tengamos unos
trabajadores tan súper cualificados que no se puedan sustituir
por otros. Pero viendo sus salarios, eso suena a ciencia ficción.
La movilidad laboral es un caso flagrante de incompetencia por parte
de la Administración, por no poner a disposición del
trabajador y las empresas un listado de proximidad, a fin de que los
trabajadores pudiesen intercambiar sus puestos de trabajo para hacer
más eficiente su movilidad.
Antonio Canaves Matín
Final
del formulario
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Hace unos meses se habló durante unos días de Sophía Margaríta Viktoría Frideríki, la consorte del Borbón, de la cual conocíamos su talante muy conservador pero que, posiblemente por prudencia política, le habían aconsejado que se limitara a relatar el anecdotario familiar, sobre sus nietos, sobre sus vacaciones en sus barcos de vela o lo que se divierten con nuestros dineros en Baqueira Beret. Pero... ha hablado de la vida cotidiana y lo que ya intuíamos y sabíamos ahora se ha plasmado y escrito con su visto bueno, y al que haya sorprendido lo que ha salido por la boca pecará de ingenuo, porque visto lo visto, lo extraño habría sido que hubiese dejado ver algún atisbo de progresismo en sus palabras.
Ha vomitado tantas y tantas proclamas ultraconservadoras e insensateces, que muchas de ellas han pasado de puntillas por articulistas y tertulianos, quedando relegadas a un segundo plano.
Por ejemplo, ha hablado de su admiración por alguien como Ronald Reagan, manifestando que ha sido el mejor presidente que ha tenido EE.UU. La consorte de Juan Carlos admira a un personaje que apoyó a regímenes que se saltaron los derechos humanos como el propio EE.UU. o los de Guatemala, El Salvador, Honduras, o que financió a los asesinos paramilitares antisandinistas, admira a alguien que invadió, cometiendo una matanza, (entre ellos el asesinato de un periodista español), en la isla de Grenada o que bombardeó barrios civiles de Beirut o Trípoli. Curioso personaje al que admira tanto Sofía.
Eso sí, cuando habla del nuevo presidente, no se atraganta al comentar cosas como “Yo, más que partidaria de Obama, me siento muy satisfecha por la posibilidad de que un negro pueda llegar tan alto”. Declaración que puede ser tachada de filoracista y que también causa sonrojo ajeno.
Preguntada sobre la violencia machista, manifestó en el libro: “Ha ocurrido siempre. Ahora se informa más y con todo detalle. En cierto modo, se provoca un contagio, se dan ideas que otros imitan”. Vamos que sólo le habría faltado añadir “algo habrán hecho si las matan”
Javier Ruenes
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