Política “Democrática” de exterminio en la carcel de Herrera

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Treinta años después, seguimos recordando a Kepa Crespo Galende, muerto a consecuencia de una huelga de hambre

 Juan Albiol

    Con la intención de poner en práctica la política de máximo aislamiento contra todos los colectivos de presos políticos, el gobierno de UCD presidido por Adolfo Suárez ordenó construir las que iban a ser las futuras cárceles de máxima seguridad españolas. La Dirección General de Prisiones tenía proyectada ya la ‘joya’ de la incomunicación absoluta, la prisión de Herrera de la Mancha, población situada en Ciudad Real. Aislada a 200 km. de Madrid, en medio de la meseta, sin posibilidad de acceso en transporte público, con estructura modular y control absoluto tanto de carceleros y guardias civiles como por medio de las últimas tecnologías. Fue terminada de construir en febrero de 1979 e inaugurada el 22 de junio de ese año. Ese mismo día ya ingresó un primer núcleo de presos sociales ‘muy peligrosos’, aquellos dirigentes de la COPEL que quedaban con vida tras las masacres de 1977 y 78. Durante los primeros meses, las palizas, torturas y malos tratos fueron constantes y diarios. La prensa callaba, los políticos aplaudían la nueva política carcelaria: ‘La reforma penitenciaria total no es Herrera, pero pasa por Herrera’ acostumbraba a decir Carlos García Valdés, Director General de Instituciones Penitenciarias.
  crespo_galende.jpgEl 17 de diciembre de 1979 se fugaron de la cárcel de Zamora cinco máximos dirigentes de los GRAPO. Instituciones Penitenciarias fue puesta en el ojo del huracán. La respuesta para acallar las críticas no pudo ser más brutal: el 26 de diciembre de ese 1979, 22 presos del PCE(r) y de los GRAPO fueron sacados de Zamora y conducidos a Herrera, siendo recibidos con brutales golpizas, desnudados y totalmente aislados en celdas de castigo. Un militante de los GRAPO incluso perdió el conocimiento por la brutal paliza que sufrió y tuvo que recibir 20 puntos de sutura en las heridas. Desde el inicio de 1980 se tenía claro que esa iba a ser, sin ninguna duda, una cárcel de exterminio destinada a la disidencia política. Las protestas se iniciaron inmediatamente y el 11 de febrero de 1980, el mismo García Valdés declaró en Radio Nacional que “los GRAPO son unos locos peligrosos, a los que habría que encerrar en cajones de cemento”. Dicho y hecho, la represión y el aislamiento se intensificaron en Herrera hasta límites insospechados: censura absoluta de correspondencia, malos tratos continuos, recuentos nocturnos diarios, etc. Manuel Pérez (Arenas), Secretario General del PCE(r), fue aislado en un cuchitril de dos por tres metros, con una única luz de 20 vatios, las 24 horas encerrado y sin poder leer otra cosa durante diez meses que ¡la hoja parroquial! que un carcelero le pasaba.
A lo largo de 1980, la prisión de Herrera de la Mancha vivió tres huelgas de hambre de militantes comunistas, con 62 días de ayuno en total. La situación se hizo insostenible para García Valdés, que tuvo que dimitir tras ser acusado de permitir torturas por parte de carceleros. El 23-F de 1981 se lleva a cabo el golpe de Estado de Milans y Tejero. Dos semanas más tarde se inició la huelga de hambre a tumba abierta de todos los presos del PCE(r) y de los GRAPO para protestar contra el régimen de crespo_galende_torturado.jpgexterminio que se vivía en la prisión manchega.
  El 19 de Junio de 1981 murió el preso político vasco, militante del PCE(r) y recluido en Herrera, Kepa Crespo Galende, a los 90 días de huelga. Otros 12 quedaron con serias e irrecuperables lesiones. El nuevo Director de Prisiones, Enrique Galavís, firmó un documento a finales de junio donde se comprometía a respetar a los presos y reagruparlos fuera de Herrera en el plazo de seis meses. Esos seis meses se convirtieron en dos años, pues hasta octubre de 1983 aún permanecieron presos comunistas encarcelados en durísimas condiciones en la prisión de Herrera. El 2 de octubre fueron reunificados de nuevo en la cárcel de Soria. Del 20 al 25 de ese mes llegó el grueso de los presos políticos vascos del MLNV a la tétrica Herrera de la Mancha.
  Cuatro años de terror contra los antifascistas vascos, catalanes, gallegos, canarios y españoles, en los que Herrera de la Mancha se había cobrado una preciosa vida. ¡Gogoan Zaitugu!, Kepa. Sobre todo Adolfo Suárez, pero también su sucesor en la presidencia del Gobierno, Felipe  González, permitieron miles de horas de aislamiento, palizas, torturas y el vertido de mucha sangre.

A la derecha, imagen de Crespo Galende tras su detención y paso por comisaria.