Crisis del Estado capitalista y vuelta al fascismo

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Lucio García Blanco / Preso político en Topas   

  Como ya es palmario, Mariano Rajoy, con la excusa de la crisis económica, viene dando un gran impulso a la estrategia del regreso a los años más negros del fascismo, emprendida por Aznar y continuada por Zapatero. Es la salida elegida por la oligarquía financiera para hacer frente al agotamiento de su sistema económico, político y social. Nos estamos, por lo tanto, ante una iniciativa particular de uno u otro gobierno o partido político, sino ante una estrategia política de estado, por encima de las disputas por el botín o el reparto de papeles partidistas.
  El giro hacia esa vía se comenzó a fraguar ante el fracaso de todos los planes políticos, económicos, territoriales etc., que se propusieron alcanzar con la llamada transición. Lo que se hizo patente con el fin del periodo felipista y su imposición de gran parte del programa con el que Tejero asaltó el Congreso pistola en ristre: entrada en la OTAN, intensificación del terrorismo de Estado con los GAL, masivas reconversiones industriales que arrojaron millones de trabajadores al paro, dos reformas laborales y las E.T.T. etc. Quedaba en entredicho su baza de izquierdas y se iniciaba un progresivo desprestigio de todas sus instituciones.
  Ante esta tesitura el Estado también tenía otra opción, la de hacer algunas concesiones al movimiento obrero y popular. La de acometer la ruptura política que nos había negado a la muerte del “perro”, desarrollando un programa de cambios democráticos como el que nuestro Partido y otras organizaciones revolucionarias veníamos y seguimos reclamando. El triunfo de Aznar en la farsa electoral de 1996 llegó sobre su promesa de desarrollar una “ segunda transición” a la democracia pero después de un breve periodo de cierto tanteo político y social, optó por iniciar la estrategia del regreso a los orígenes del fascismo.
  Su etapa estuvo jalonada, entre otras cosas, por dos reformas laborales con la consiguiente merma de derechos para los trabajadores, por la participación en la guerra imperialista de Irak de la mano de los EEUU; y por la imposición de la ley de partidos, que criminaliza como terrorismo el ejercicio de los derechos de expresión,  asociación y manifestación, catalogando a nuestro Partido y otras organizaciones políticas como bandas terroristas. Así, se pasaba de nefandos GAL a la legalización del terrorismo de Estado.. Agotado el aznarismo el Estado entraba en una nueva fase de organización de su crisis política.
  El ofrecimiento de otra segunda transición a la democracia, llevaría también a Zapatero a la Moncloa. Mas tampoco tardamos mucho tiempo en comprobar que detrás de esa añagaza y del famoso talante, se escondía su firme determinación de seguir impulsando la vuelta a los orígenes del fascismo. Si bien retira el ejército de Irak, es para trasladarlo a Afganistan y a otros muchos países, terminando por instalar los misiles Patriot en Rota, y por establecer la Ley de Estrategia de Seguridad Nacional, que amplía la participación del ejército en tareas de seguridad interna. Impuso otra nueva reforma laboral, congeló las pensiones poniendo en cuestión su sostenibilidad por primera vez; y pactó con Rajoy la reforma de la Constitución, para poner límites al déficit y la deuda pública y poner imponernos con facilidad todos los recortes sociales que estamos sufriendo en estos momentos. Por último, cabe reseñar su negociación trampa con el MLNV, que desembocó en la tregua unilateral de E.T.A. Lo que fue aprovechado para incrementar la represión sobre el conjunto del movimiento abertzale, con el claro objetivo de someterlo al Estado.
  El relevo de Rajoy en esta estrategia del regreso a los años más negros del fascismo, comporta una ofensiva ultrareaccionaria global que abarca los terrenos ideológicos, político,económico, social, territorial y represivo. Lo que representa un fuerte recrudecimiento de la dictadura fascista en todos los órdenes de la vida política y social.Esta es su característica principal. En un breve periodo de tiempo nos han impuesto una reforma laboral, que sitúa a los trabajadores en las condiciones laborales de hace un siglo, una Ley Wert que discrimina a las clases populares en la enseñanza y apesta a nacional catolicismo, y ya están en marcha la privatización de la sanidad, el asalto a las pensiones etc. Pero también es significativo el agravamiento de la exclusión racial, con la negación de la asistencia médica a los emigrantes y el aumento de las redadas policiales racistas. Sobre el permanente espectáculo de la corrupción y su impunidad, la realidad es que no se trata de algo coyuntural, sino de una práctica consustancial a la dictadura del gran capital que sufrimos,algo propio de su funcionamiento.
  En lo que respecta a la represión hay que remarcar que el gasto de los departamentos policiales ( según sus datos) ha aumentado con Rajoy en 18 veces. No obstante, aquí lo especialmente alarmante es la extensión de la aplicación de excepción, de forma progresiva a todas las personas que se vienen oponiendo a su ofensiva ultrarreaccionaria en manifestaciones, escraches etc.
  En el último año ya son más de 1000 los detenidos y encausados por los tribunales judiciales por su participación en huelgas y manifestaciones, y a muchos de ellos se les pide de 2 a 7 años de cárcel. El ministro Gallardón ya viene elaborando nuevas leyes especiales contra el “terrorismo de baja intensidad” y ha anunciado un endurecimiento de las penas de prisión.
  Pero llegados a este punto, es necesario remarcar que ese regreso a los orígenes del régimen no es, ni mucho menos, una estrategia de fortaleza, sino un claro reflejo de su profunda debilidad y su crisis general de agotamiento. Una crisis que va desde el ámbito internacional, donde salta a la vista el retroceso que han venido teniendo sus negocios en latinoamérica etc; pasando por lo económico, donde la crisis ya crónica tiene una gran repercusión en nuestro país por sus problemas estructurales y su retraso tecnológico; y terminando por el terreno político. Aquí, ni que decir tiene que están inmersos en una gravísima e irreversible crisis de Estado, que implica el desprestigio y el rechazo mayoritario a todas sus instituciones y sus partidos políticos; lo que además va de la mano de un amplio desarrollo de la lucha contra los recortes sociales, los desahucios etc, y de una abierta denuncia política de numerosos colectivos y personas antifascistas en la calle, por la ausencia de democracia y en contra del carácter fascista del régimen.
Por lo tanto, la alternativa para los trabajadores sólo puede pasar por ahondar el aislamiento y la desligitimación del Estado. Por poner todo nuestro empeño en que esas luchas concretas y las denuncias políticas, vayan confluyendo a pie de calle en un único frente de resistencia popular; sobre la base del empleo de métodos de lucha y organización independiente, al margen y en contra de su legalidad,sus instituciones, su aparato político y sus mafias sindicales. Impulsando y radicalizando así mismo todo tipo de desobediencia civil y el boicot activo a todas sus farsas electorales, sus maniobras políticas etc.. La salida pasa también por todo ese movimiento popular que lucha en la calle, se dote de un programa mínimo que exija una verdadera condena del fascismo y de sus crímenes de lesa humanidad, así como los siguientes puntos básicos: restitución de todos los derechos sociales y laborales que nos han venido arrebatando decenas de años para acá. Reducción de la jornada y trabajo para todos. Cese inmediato de los desahucios y viviendas dignas y económicas para las clases populares etc.
- Reconocimiento de todos los derechos laborales, sociales y políticos de los trabajadores inmigrantes.
- Suspensión de todos los privilegios de la Iglesia.
- Seguridad social, sanidad y enseñanza a cargo del estado.
- Derogación de las leyes y tribunales especiales de represión.
- Amnistia general para los presos políticos. Amplio indulto para los presos por causas sociales.
- Derecho a la autodeterminación de las naciones oprimidas por el Estado español. Libertades políticas y sindicales plenas.
- Un marco social y democrático que suponga también un peldaño más en la lucha por acabar, de una vez por todas, con el sistema capitalista e implantar el socialismo.