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Izquierda Unida ¿Anticapitalismo sin romper el capitalismo?

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Luis González 

  Los medios de comunicación han destacado la división mantenida en la última asamblea de Izquierda Unida, la incapacidad de elegir un nuevo coordinador nacional. Muchos dirigentes de IU responden que existe un acuerdo político general: que la Declaración de Rivas, documento aprobado en la asamblea con el apoyo de más del 90% de los participantes, abre una nueva vía. 
  Esa Declaración, centrada en la crisis económica y cómo abordarla ¿a qué corresponde? Aparentemente es un texto de ruptura con el orden existente, un documento “anticapitalista”, que dice que “Los hombres y mujeres de IU creemos que la perspectiva no puede ser refundar el capitalismo (...) Ayer como hoy, se trata de construir un sistema radicalmente diferente (...) frente a los intentos de refundación del capitalismo, decimos que sólo el socialismo puede dar solución a los problemas de los trabajadores, de los pueblos y del Planeta.”, pero estas hermosas declaraciones ¿en qué se traducen a la hora de formular propuestas?
 lideres_de_iu.jpgPues bien, ese “socialismo”, esas “nuevas reglas” suponen “una economía de desarrollo que elimine la abusiva explotación de los recursos naturales que tiene lugar en la actualidad (…) y se apliquen normas vigiladas por unas Naciones Unidas refundadas –que incluyan al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial ‘para la reconstrucción y el desarrollo’ y a la Organización Mundial del Comercio, que no sea un club privado de naciones, sino una institución de la ONU–- que dispongan de los medios personales, humanos y técnicos necesarios para ejercer su autoridad jurídica y ética eficazmente”.
   ¡El FMI, el Banco Mundial, la ONU, la OMC convertidos en las instituciones rectoras de la economía socialista! ¿Hay que recordar qué son esas instituciones, qué papel han jugado desde su creación en Bretton Woods el FMI y el BM? ¿Cómo han sido instrumentos del saqueo neocolonial? ¿Hay que recordar el papel de la ONU, que impuso la partición de Palestina, que apoyó la guerra de Corea, que avala la ocupación de Iraq como avaló la guerra y la ocupación  de Afganistán? La ONU “refundada” ¿se convierte de lobo en cordero? ¿No es eso una mera versión “de izquierdas” de lo que ha decidido el G-20, un supuesto “nuevo orden financiero” tutelado precisamente por el FMI, el BM y la OMC?
  Tras asignar tal papel a las instituciones fundamentales del imperialismo, la asamblea de IU no ha dudado en hacer lo mismo con la Unión Europea. La Declaración de Rivas critica la Europa de Maastricht, pero explica que “La UE podría ser referencia de una recuperación del papel de la política, del protagonismo de las poblaciones, del retorno a la economía real, del impulso a nuevas reglas del juego en la esfera internacional; de voluntad política para acometer la crisis ecológica con la misma determinación y recursos que la financiera etc. Desde IU pensamos que Europa es ya el escenario de nuestros conflictos y de sus alternativas y trataremos de impulsar esta reflexión en las próximas elecciones europeas”. Cuando se instala en toda Europa un creciente rechazo a la Unión Europea, sus directivas y sus tratados, IU rechaza la ruptura con la Europa de Maastricht, propone una reforma “progresista” de las instituciones europeas, que dentro de esas instituciones es posible construir un nuevo orden económico, que la UE no es el enemigo de los trabajadores, sino “el escenario de nuestros conflictos y de sus alternativas”, y que, por tanto, “trabajará para transformar el proceso de integración europea en un proceso democrático, favorable a los pueblos de Europa, a la paz y a la solidaridad internacional”
   IU se declara republicana, pero la declaración dice que “tanto el Partido Popular como el PSOE han convertido en papel mojado el Titulo VII de la Constitución Española, título que permite la planificación democrática de la economía con la participación de los sindicatos, la reserva al sector público de recursos o servicios esenciales (...) facilitar el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de producción, subordinando toda la riqueza del país al interés general”. Si la Constitución monárquica puede ser un instrumento de la planificación económica democrática y de la propiedad social ¿para qué hace falta la República?
 ¿Puede una política basada en la reforma de la ONU, del FMI, del Banco Mundial, de la OMC, de la Unión Europea y de la constitución monárquica ser la base de una izquierda anticapitalista, del socialismo del siglo XXI?