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“ADÉU, ESPANYA!”

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El poeta Joan Maragall, referente de la identidad cultural catalana

Dolors Aguado i Martorell

   Este poema fue escrito por Joan Maragall en 1898, año del desmoronamiento colonial en las Antillas y Filipinas. Sólo siete años antes,  en el transcurso de un debate parlamentario, el conservador Cánovas del Castillo, cuyo nombre lleva la fundación de estudios del PP, lanzó un mensaje rotundo dirigido tanto a los reformistas autonomistas como a los independentistas; “Es preciso que tengan la seguridad de que ningún partido español abandonará jamás la isla de Cuba; que en la isla de Cuba emplearemos, si fuese necesario, el último hombre, la última joan_maragall.jpgpeseta, que la hemos de sostener con todas nuestras fuerzas”.
  En 1892, el ministro de Ultramar, Antonio Maura, presentó un proyecto de ley planteando una tímida descentralización para las islas de Cuba y Puerto Rico, en la que el poder central controlaba la plena competencia en las materias de guerra, marina, relaciones exteriores, justicia, orden público y política financiera. La virulenta oposición de la Cámara abortó esta reforma, Cánovas volvió a tronar; “El Gobierno y la nación demostrarán que están dispuestos a conservar con constancia, sea como sea y cueste lo que cueste, la integridad de la Patria”. También los diputados republicanos Salmerón y Castelar se opusieron acérrimamente al proyecto. Sólo el federal Pi i Margall defendió el proyecto de Maura desde su diario “El Nuevo Régimen”.
  El grito unànime de la defensa de la integridad de la patria cercenó la opción reformista. La guerra con los insurgentes cubanos provocó miles de muertos en las filas de un ejército corrupto, mal abastecido y al que eran enviados los hijos de los campesinos y obreros españoles que no podían pagar la cuota que les eximiera de ser llamados a filas.

EL “VALOR INGÉNITO”


  El mismo año de la derrota, la Regente María Cristina, en la apertura solemne de las Cortes decía; “Con un Ejército de mar y tierra cuyas gloriosas tradiciones enardecen su valor ingénito; con una nación unida y compacta ante la agresión extranjera y con aquella fe en Dios que guió siempre a nuestros mayores, en las grandes crisis de la Historia, atravesaremos también, sin mengua de nuestra honra, la que hoy se intenta provocar sin razón ni justicia”.
  La integridad territorial como tótem político en el Estado español sigue funcionando. El Borbón cada dos por tres con sus histriónicas intervenciones, Felipe González irrumpiendo en la campaña electoral vasca contra el resquebrajamiento de España, el Gobierno despachando con cajas destempladas la moderada pretensión del representante de la busguesía catalana, Artur Màs, pidiendo un concierto económico similar al del País Vasco o Navarra, el ministro Wert españolizando a los niños catalanes...  Incluso algún militar asilvestrado ha exhortado a la destitución y enjuiciamento del Consell de la Generalitat por inducción a la sedición.
  Otros tiempos, otras circunstancias, pero un mismo discurso esencialista negador de la libertad de los pueblos para decidir su futuro y su ligamen político con  España.
En este contexto, traemos a colación la “Oda a Espanya” de Joan Maragall:   

Escolta, Espanya, la veu d’un fill
que et parla en llengua no castellana;
parlo en la llengua que m’ha donat
la terra aspra:
en aquesta llengua pocs tan parlat;
en l’altra massa.

(Escucha, España, la voz de un hijo
que te habla en lengua no castellana;
hablo con la lengua que me ha dado
la tierra áspera:
en esta lengua pocos te han hablado;
en la otra, demasiado.)

  Joan Maragall, es el prototipo de escritor inclinado, quizás involuntariamente, a una vida sin demasiados problemas ni económicos ni familiares. No quiere continuar al acabar el bachiller con la industria textil de la família y consigue convencer a su padre para estudiar la carrera de Derecho. Ya se interesa por la literatura; lee a Goethe del derecho y del revés.
  Puede vivir sin trabajar y le produce bastante angustia. Comienza a trabajar como periodista de “El Brusi” sin compartir las ideas del diario. Carles Riba, en sus “Obras Completas II Ensayos Críticos”, asevera: “Nos hace sonreír con melancolía que los dirigentes de la política catalana hubieran podido nunca imaginar que un hombre en el que los sentimientos decidían aceptaría una investidura de diputado ofrecida casi en bandeja. Porque si el rechazo prueba algo, es un sentido que Maragall tenía, muy lúcido y no ocasional, de la realidad suya y de sus deberes según ella. La necesidad que tuvo de rechazarlo nos situa dramáticamente al poeta dentro de la turbulencia y las acciones en medio de las  cuales vivió y se desarrolla su personalidad”.

ENFRENTADO CON SU PROPIA CLASE SOCIAL

 

 

Escolta, Espanya, la veu d’un fill
que et parla en llengua no castellana;
parlo en la llengua que m’ha donat
la terra aspra:
en aquesta llengua pocs tan parlat;
en l’altra massa.

(Escucha, España, la voz de un hijo
que te habla en lengua no castellana;
hablo con la lengua que me ha dado
la tierra áspera:
en esta lengua pocos te han hablado;
en la otra, demasiado.)


  Joan Maragall, es el prototipo de escritor inclinado, quizás involuntariamente, a una vida sin demasiados problemas ni económicos ni familiares. No quiere continuar al acabar el bachiller con la industria textil de la família y consigue convencer a su padre para estudiar la carrera de Derecho. Ya se interesa por la literatura; lee a Goethe del derecho y del revés.
  Puede vivir sin trabajar y le produce bastante angustia. Comienza a trabajar como periodista de “El Brusi” sin compartir las ideas del diario. Carles Riba, en sus “Obras Completas II Ensayos Críticos”, asevera: “Nos hace sonreír con melancolía que los dirigentes de la política catalana hubieran podido nunca imaginar que un hombre en el que los sentimientos decidían aceptaría una investidura de diputado ofrecida casi en bandeja. Porque si el rechazo prueba algo, es un sentido que Maragall tenía, muy lúcido y no ocasional, de la realidad suya y de sus deberes según ella. La necesidad que tuvo de rechazarlo nos situa dramáticamente al poeta dentro de la turbulencia y las acciones en medio de las  cuales vivió y se desarrolla su personalidad”.

ENFRENTADO CON SU PROPIA CLASE SOCIAL   

  Menosprecia a la burguesía y es su clase social, es crítico y la considera falta de visión política. Su vida es activamente intelectual, publicaciones de artículos de todo tipo, sobre todo del alemán. Mantiene una relación epistolar muy interesante con Unamuno, entre otros, no exenta de discusiones.
Concibe la poesía a partir de la inspiración que recibe el poeta, a la que hay que ser siempre fiel; la influencia de Goethe, Novalis y Nietsche es patente en su obra.
  El poema Excèlsior es una muestra de un Maragall optimista, dinámico, un poco ácrata, sobre todo en los años ochenta, (el incorformismo hacia su clase, como se comentaba antes, lo encontramos en los artículos furibundos que le dedica en notables ocasiones).
Esta del lado de Catalunya en todo momento, su visión al respecto queda reflejada en “Oda a Espanya” el título del poema cuyo último verso es “Adéu, Espanya!”
  Su obra poética es relativamente reducida, publicó cinco libros de poesía y una obra de teatro, “Nausica”. Es una superación del estadio de Jacint Verdaguer, no tanto en el aspecto lingüístico como en el de la expresión poética. Recordemos que cuando muere justo, a los 51 años, está en el punto  culminante de su madurez creativa.

On ets, Espanya? no et veig enlloc.
No sents la meva veu atronadora?
No entens aquesta llengua que et parla entre perills?
Has desaprès d’entendre an els teus fills?
Adéu, Espanya!

(¿Dónde estás España? No te veo en ninguna parte
¿No escuchas mi voz atronadora?
¿No entiendes esta lengua que te habla entre peligros?
¿Has dejado de entender a tus hijos?
¡Adios, España!