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El rescate, fin del sueño imperialista de Aznar

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RAFAEL GÓMEZ PARRA

La Unión Europea ha decidido jugarse su última baza en defensa de un euro depauperado acudiendo en apoyo de la banca española con un préstamo de 100.000 millones que España –y no la banca como dicen Rajoy y De Guindos- tendrá que devolver con el tipo de interés que le impongan. El presidente del PP sigue así la misma tesis que movió a Zapatero y que está en la base de la Unión Europea de que si no funciona el corazón de la economía capitalista: la banca, todo se viene abajo. Se consuma así al traspaso de otros cien mil euros de la deuda privada de las entidades financieras a la deuda pública.
Ha sido finalmente el Fondo Monetario Internacional –el cerebro del capitalismo mundial- y el presidente norteamericano Barack Obama los que han forzado a la UE a acudir al rescate de la banca española bajo la amenaza de un hundimiento definitivo del euro: o os hacéis responsables de las pérdidas de los bancos españoles o adiós Europa unida.
Los capitalistas, una vez más en contra de los principios que -como Esperanza Aguirre- dicen defender, han decidido que no sean los accionistas de los bancos los que paguen las pérdidas, sino el conjunto de los ciudadanos. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las acciones de las entidades financieras españolas, como en las de todo el mundo, están en manos de los grandes fondos de inversión que, a su vez, controlan a las grandes agencias de que rigen los mercados, Moody’s, Fitcher, Standard & Poor’s, etc. Si los bancos quiebran, los primeros que pierden su dinero son los grandes inversores capitalistas. Y eso es lo que el FMI y Obama han conseguido evitar obligando a Europa a acudir al rescate de España.
Bajo esta realidad, de la que ya habían avisado muchos economistas, el liberalismo europeo ha vuelto a estrellarse acudiendo llorosos al gran padre Estado público a pedir dinero para poder seguir adelante con sus beneficios que, a partir de ahora, se limitarán a lo que puedan extraer directamente de las arcas públicas, una vez perdida la batalla financiera internacional frente a Estados Unidos y Gran Bretaña, siempre con un pie fuera de Europa, pero también de los nuevos gigantes económicos, como China o Brasil.

LEJOS DE LA “PRIMERA DIVISIÓN”

  El sueño del nuevo imperialismo español que se forjó en las dos legislaturas en las que gobernó José María Aznar, cuando los grandes banqueros y empresarios hispanos salieron a “comerse” el mundo, empezando por Latinoamérica, ha tocado a su fin y amenaza con llevarse por delante a la Unión Europea. Los Botín (Santander), Francisco González (BBVA), Alierta (Telefónica), Rafael del Pino (Ferrovial), etc. han empezado a desprenderse de sus “colonias” por miedo a perderlas, como le ha ocurrido a Repsol en Argentina, y para intentar reducir un poco la enorme deuda que contrajeron para sus aventuras exteriores.
Lejos, y un tanto ridículos, quedan los gestos de Aznar en la Casa Blanca, colocando los pies encima de la mesa, durante una de sus entrevistas con el ex presidente Bush, o su intento de entrar en la primera división de la política internacional haciéndose la foto de las Azores con el propio Bush y el ex primer ministro británico, Tony Blair.
En una cosa tiene razón Rajoy, no ha habido rescate de la UE sobre España, sino que ha sido la propia Europa la que ha acudido a rescatar el euro. Otras soluciones, como dejar el euro como moneda única de Alemania y Francia, provocando un efecto “corralito” en los demás países habría provocado el hundimiento de todo el tinglado.
  ¿Qué va a pasar a partir de ahora? Pues, más de lo mismo, pero ya con la UE en primera persona, con una Angela Merkel que tendrá que llevar no solo sus propias cuentas, sino repasar también las de Rajoy y la de los otros primeros ministros con el único objetivo de comprobar si España, Grecia, Portugal, Irlanda y muy posiblemente Italia, en breve, van pagando al menos los intereses de la deuda acumulada. Y para ello habrá que imponer el repago de la sanidad y la enseñanza públicas, retrasar aún más la edad de jubilación y salarios entre 500 y 1.000 euros.
  Gran parte del dinero que Europa, a través del Fondo de reserva bancario (Frob), preste a los bancos españoles pasará inmediatamente a los grandes accionistas internacionales que habían invertido en España y que ya están preparando sus maletas para irse a otro país al que esquilmar. Otra parte importante irá a los bancos extranjeros que prestaron a los españoles durante la época de las vacas gordas para comprar suelo rústico –que hoy no vale nada- o que cedieron a las grandes empresas, como Sacyr, Repsol, Telefónica, ACS, Ferrovial, etc, para que pudieran conquistar el mundo. Ni un solo euro irá a la economía productiva.
Habrá que ver, sin embargo, las reacciones ciudadanas. El Fondo Monetario Internacional teme que, si la crisis europea se acentúa, alguno de los países más perjudicados acaben adoptando una solución a “la argentina”, que cuando estalló la crisis en la que dejó Ménem al país y tras ver que no había manera de pagar los créditos, decidió rebelarse contra el FMI y suspender el pago de la deuda. Hoy, Argentina está creciendo a más de un 6%.

A RAJOY NO LE CREEN NI LOS SUYOS

  La capacidad de encaje de los golpes de Rajoy no parece tener fin. En la hora del “rescate europeo” ha recibido las mayores y más unánimes críticas que se recuerdan contra un presidente español. Principalmente dolorosas han sido las que proceden de las élites de la derecha española, empezando por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), patrocinada por los 16 mayores empresarios españoles, algunos de cuyos economistas han pedido que Rajoy fuera sustituido por un tecnócratas al estilo de Monti en Italia o que se formara un gobierno de concentración PP-PSOE, lo que también solicitaron el ex ministro Jordi Sevilla (PSOE), y Josep Piqué, ex ministro del PP.
Los dos grandes argumentos con que Rajoy ganó las elecciones del 20-N: hay que decir la verdad a los españoles y España lo que tiene es una crisis de confianza que el PP va a cambiar, se han venido abajo en los primeros meses de Gobierno. Decenas de vídeos donde Rajoy dice una cosa hoy y más tarde lo contrario inundan Internet y las televisiones, pero es que, además, la desconfianza hacia el Gobierno español crece a mayor ritmo que la prima de riesgo. A Rajoy ya no le creen ni los suyos, pero como dicen sus más allegados: “él se fuma un puro”.