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4 de febrero en Venezuela:Día de la Dignidad

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Carmen Morente
(Plataforma Simón Bolívar de Granada)

  La dignidad sólo la celebran los que pueden. El pueblo de la República Bolivariana de Venezuela, inmerso en un proceso profundo de cambios políticos, económicos, sociales  y culturales, luchando por reconstruir identidades e integraciones en el área geográfica en la que vive, América Latina y El Caribe, defendiendo su Historia, soberanía y derecho de autodeterminación, puede celebrar el 4 de febrero como Día de la Dignidad.
  El pueblo venezolano, con esta declaración, aprobada por la Asamblea Nacional, en 2007, reconoce y pone en valor histórico la significación del levantamiento cívico-militar, que fuera dirigido por el entonces Teniente Coronel, Hugo Chávez Frías.
  Movimiento fracasado “por ahora”, significó la fractura y superación de décadas, siglos si lo miramos con perspectiva histórica, de explotación y dependencia, de injusticias y de violencia de Estado.
  Algunos datos sobre aquella coyuntura. Para una población de alrededor de 16 millones de personas:
Según el escritor Uslar Pietri, producto de la renta petrolera, Venezuela había tenido unos ingresos directos de, al menos, 10 veces el Plan Marshall. Esta cantidad soberbia dejaba como saldo: millón y medio de niños en las calles, 75% de la mano de obra sin cualificación; 25.000 millones de deuda pública; entre un 60/80 de pobreza y un 40% de pobreza extrema. Más de 5000 casos de corrupción denunciados y probados, etc.
  Este panorama desolador fue producto de la aplicación de las políticas fondomonetaristas y responsable del estallido social del 27 de febrero de 1989, conocido con “El Caracazo”.

LA SUBLEVACIÓN DE JACA, 1930

  Si por estos lares tuviéramos vergüenza, perdón, quise decir memoria de nuestro pasado más reciente, no tendríamos dificultades para entender lo ocurrido aquel 4 de febrero de 1992 en Venezuela. También en España tuvimos nuestros momentos de dignidad, aunque el olvido obligado impuesto por la Transacción Política, nos haya conducido a la inopia de los estúpidos en la que vivimos ahora.
 galan_y_garcia_hernandez.jpg El 12 de diciembre de 1930 se producía la sublevación de Jaca, con la intención de hacer abdicar al rey Alfonso XIII y proclamar la II República Española. Como en aquella Venezuela de 1992, se vivía una situación de crisis económica y social; de corrupción institucional, pobreza generalizada y agitación social; de descrédito del sistema bipartidista y de la Monarquía Borbónica, sostén ideológico, político y militar de la oligarquía financiero-terrateniente.
Se trató de un levantamiento cívico-militar, respaldado por el Comité Revolucionario Nacional, formado en agosto de 1930, producto del llamado “Pacto de San Sebastian”. Dicho Comité diseñó una estrategia que unía a los sectores progresistas del Ejército con organizaciones de trabajadores, que serían los responsables de convocar la Huelga General; participaban también sectores intelectuales y burgueses.
  Dos capitanes del Ejército saltaron al escenario político al dirigir el levantamiento en la ciudad de Jaca: Fermín Galán y Ángel García Hernández. Ellos también fracasaron “por ahora”. En menos de 48 horas y tras un Juicio Sumarísimo, fueron sentenciados a muerte y fusilados. Mientras la Monarquía respondía con la represión, Fermín y Ángel se convertían en dos héroes populares. Con su fusilamiento a quien se estaba fusilando era a la Monarquía.
  Proclamada la II República, el 14 de abril de 1931, serían reconocidos como mártires de las libertades; presos del Comité Revolucionario formarían parte del nuevo Gobierno, encargado de convocar a Cortes Constituyentes. Para cualquier historiador sensato, el levantamiento cívico-militar de Jaca fue la palanca que catalizó todas las contradicciones y fuerzas, para el triunfo de la República. Don Antonio Machado había escrito:

“La primavera ha venido
del brazo del capitán,
niñas cantad a coro:
¡Viva Fermín Galán!
La primavera ha venido
y Don Alfonso se va.
Muchos duques le acompañan
hasta cerca de la mar”.

MENTIRAS Y SILENCIO DE LOS MEDIOS

  En horas posteriores al 4 de febrero de 1992, aparecen en los medios de comunicación unos militares sublevados que esgrimían el nombre de Bolívar. Los medios repitieron durante horas que el movimiento fracasado, al que califican de golpe de Estado, respondía al modelo de los golpes militares de los años 70, los comparaban con los “carapintadas” de Argentina (1987-1990). Los nombres más repetidos: Videla y Pinochet.
  Angustiada por saber, leyendo entre líneas, me decía que las cosas no podían ser tan simples. Después del Carachazo, Carlos Andrés Pérez (CAP) era un político desprestigiado. Yo conocía las fuertes movilizaciones de estudiantes, trabajadores y capas populares que se venían desarrollando. Aunque ahora nos pueda parecer mentira, no teníamos Internet ni correo electrónico. “Gracias” al tratamiento dado a la noticia por el periódico ABC, pude entender algo más e imaginar qué era lo ocurrido ese 4 de febrero. ABC hablaba de “una trama cívico-militar” y situaba el nombre de Uslar Pietri entre los conspiradores civiles (lo cual no quiere decir que fuera cierto). Eso me tranquilizó pero tuve que esperar meses para poder entrevistar en La Habana, en julio de 1993, a algunos protagonistas de los acontecimientos.
  Al fracasar la sublevación, la noticia dejó de tener presencia en los medios. Por aquí estábamos comenzando los fastos de los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo Universal de Sevilla. Nos gobernaba un partido hermano de ADEI, el PSOE (ambos miembros de la Internacional Socialista), y el Presidente, Felipe González, era íntimo amigo de CAP.
Venezuela siguió siendo un país desconocido en el mapa, productor de “culebrones” y habitado por hermosas mujeres. Hasta que, en 1998, el nombre olvidado de aquel teniente coronel apareció como candidato a las elecciones presidenciales y, frente a todos los pronósticos, LAS GANÓ, el 6 de diciembre de dicho año, con más del 56%. Comenzaba la guerra mediática a muerte.

ENTRE LA DESVERGÜENZA Y LA IGNORANCIA

  Tras décadas de autarquía y complejos estábamos entusiasmados de nuestra pertenencia a Europa. No importaba el coste, que justo ahora, con la crisis, se ha revalorizado: desindustrialización, dependencia económica, reforma laboral y del sistema público de pensiones, ingreso en la OTAN, llegada de los fondos FEDER, etc… ¡Ya éramos europeos!
El mejor caldo de cultivo para pasar del españolismo más rancio, de ser “la reserva espiritual de occidente”, a engrosar las primeras filas del eurocentrismo ideológico; llegando a considerar como nuestros los intereses del Grupo Prisa o del Banco Santander. No quiero herir la virginidad españolista y eurocéntrica de nadie, pero las cosas son como son: el eurocentrismo no es más que un  instrumento neocolonial. Es la otra cara de Telefónica, BBVA, Endesa, Prisa, Repsol, BSCH; de las injerencias de FAES, de la implicación del gobierno de Aznar en el golpe de estado de 2002 en Venezuela y de todos los intentos desestabilizadores que han tenido como epicentro el Estado español.
¿Qué sabemos de Venezuela?, ¿Qué saben los que descalifican y pontifican? Venezuela es una República joven, forjada en la lucha por la Independencia del imperio colonial español. Desde 1811 hasta el presente, se han constituido cinco Repúblicas y regido 14 Constituciones. Los procesos de insurgencia popular-militar han sido una constante histórica. En su vida como República, la insurgencia de la oficialidad progresista dentro del Ejército ha sido permanente. Sólo en el siglo XX: 1928, 1945, 1952, 1958, 1962 y 1992.
El día 23 de Enero es fiesta nacional. Se conmemora el final de la dictadura de Pérez Jiménez, mediante un levantamiento civíco-militar, en 1958. El Ejército venezolano tiene un origen e historia que lo hace radicalmente distinto al resto de ejércitos latinoamericanos. Un ejército que fue capaz de liberar a un subcontinente del yugo español, sin convertirse jamás en un ejército de ocupación.
  portada_de_morente.jpgEstructurar un discurso en base a la falacia de que los ejércitos existieron a partir de Videla o Pinochet no es sólo una muestra de ignorancia histórica, también es una actitud muy peligrosa para esa izquierda que quiera entender los fenómenos que ocurren un poco más allá de sus narices. La Historia del siglo XX en América Latina, y muy concretamente las experiencias emancipadoras desarrolladas con un alto componente popular y soberanista, son impensables sin la presencia de los militares nacionalistas: Lázaro Cárdenas (México, 1934), Omar Torrijos (Panamá, 1968); Jacobo Arbenz (Guatemala, 1951), Caamaño Deñó (República Dominicana, 1965); Velasco Alvarado (Perú, 1968); Guadalverto Villarroel (Bolivia, 1943), Rafael Franco (Paraguay, 1936), Perón (Argentina, 1946), etc. ¡Hasta Don José Batlle y Ordóñez (Uruguay), forjador del primer Estado del Bienestar del mundo, fue en su juventud un “alzado a caballo”.
  ¿Quién recuerda los lazos de unión entre el General Riego y el Libertador Simón Bolívar?, ¿quién conoce que Riego y Tupac Amaru recibieron la misma horrible muerte por luchar contra el absolutismo borbónico?, ¿desde qué falta de pudor nos permitimos hacer juicios desde la ignorancia?
  La República Bolivariana de Venezuela tiene mucha dignidad que celebrar. Ha construido un modelo de democracia avanzada, participativa y protagónica, de modo pacífico, a pesar de las agresiones internas y externas. Ha devuelto la esperanza a un pueblo castigado y sometido sin piedad, saldando gran parte de la deuda social arrastrada; cumpliendo casi en su totalidad las Metas del Milenio, señaladas por las NN.UU., para 2015. Está haciendo realidad el sueño de Simón Bolívar, “Unámonos y seremos invencibles”; de Ezequiel Zamora, el “General de Tierras y Hombres Libres”, y del maestro revolucionario, Simón Rodríguez, “O inventamos o erramos”.
  El proyecto de integración soñado por Bolívar avanza, una integración basada en la cooperación, la complementariedad y el respeto a la soberanía de los pueblos; devolviendo también la esperanza a los pueblos del mundo y, muy concretamente, a los pueblos de América Latina y El Caribe. ¡Y ESTÁ

LUCHANDO POR CONSTRUIR EL SOCIALISMO!


  ¿Cómo poder agradecer o responder por este sueño?, ¿cómo no estar conmovidos por tanta victoria conseguida en medio de la violencia del imperialismo?, ¿cómo no entender que los enemigos de los pueblos, a ambos lados del Atlántico, son los mismos? Con lo que está cayendo encima de nuestras eurocéntricas cabezas, ¿cómo no apreciar en todo su valor la lucha titánica que el pueblo bolivariano de Venezuela viene protagonizando?
La solidaridad internacionalista es, como en el flamenco, un “cante de ida y vuelta”. En nombre de mis abuelos y de mis padres; en nombre de todas las luchadoras y todos los luchadores antifascistas y antiimperialistas del mundo, me permito decir:

¡Gloria al Bravo Pueblo!
¡En Venezuela,
NO PASARÁN!