El Otro País de este mundo

BIenvenidos a la página web de El Otro País

  • Incrementar el tamaño de la fuente
  • Tamaño de la fuente predeterminado
  • Decrementar el tamaño de la fuente

Dos centenarios olvidados

Correo Imprimir PDF

  La semana gloriosa y el fusilamiento de Ferrer

Antonio Cruz González.

  Ya estamos acostumbrados a que en este país de pasado franquista y presente “atado y bien atado”, sólo se hable de efemérides cuando corresponde a los conquistadores de la América hispana, a la resistencia contra los romanos de forma numantina, o a la Reconquista contra el moro y el judío. Pero normalmente, se silenciaba con pena de cárcel, y otras accesorias, todo lo concerniente a la Historia cercana, leáse República, Guerra Civil, Exilio, Franquismo salvaje (no el de inaugurar un pantano o los datos del turismo, evidentemente). De todas formas, en los colegios no se llegaba en la Historia más allá de la independencia ante el gabacho, aquella heroica resistencia, que si no fuera por la ayuda del ejército de Wellington, y la habilidad de la guerrilla, no se hubiera ganado. Después de 1808, ya seguía el Caudillo invicto, general de la Cruzada y edificador de la España contemporánea.
Pero no, resulta que hubo un siglo XIX lleno de luchas, una Restauración monárquica llena de caciques y oligarquías, y unas resistencias obreras y ciudadanas, de las que nadie se acuerda, no vayamos a reventar el “diálogo social”.
  En definitiva, todo lo que acudiese a un análisis de las clases sociales españolas, de la destrucción del imperio colonial, de la guerras de intereses financieros en África, no sólo no había existido, sino que si alguien se atrevía a opinar, se le silenciaba, o se le otorgaba un homenaje dentro del ámbito de la docencia, sin repercusión informativa al ciudadano.
Porque la conclusión que dimana de este silencio no es más que el miedo de la oligarquía española, cuyo poder no sólo no ha decrecido, sino que se ha internacionalizado y expandido globalmente, a través de multinacionales, llevando su explotación a los cinco continentes.
  ¿A quién le interesa ahora que unos obreros y campesinos, a quienes les quitaban los hijos para llevarlos a la “guerra de los banqueros” en el Rif, en 1909, protestasen, llegasen a una huelga general, levantasen barricadas, quemaran iglesias y conventos, amenazaran con una república, levantaran a toda Cataluña como ejemplo de anticapitalismo y contra la opresión?
  fusilamiento_ferrer.jpg¿A quién le interesa ahora que un pedagogo de enorme capacidad y de pensamiento libre y no dogmático, creara una Escuela Moderna, que si bien es cierto que duró poco tiempo, sirvió de semilla y dio sus frutos en la Institución Libre de Enseñanza, las Escuelas Laicas, el Instituto Escuela, el Colegio Estudio...
Y lo que es más grave, ¿a quién puede interesarle ahora que, por fundar una Escuela y apoyar justas causas, sin participar en ellas, fuera fusilado en nombre de los valores patrios, el ejército, la iglesia y el capital?
  Pues bien, esos hechos pasaron. El 26 de julio de 1909, lunes, muy temprano, obreros de Poble Nou, Gracia, Sants, etc. barrios proletarios de Barcelona, y otros campesinos y obreros de Granollers, Sabadell, Tarrasa, etc., se levantaron como un sólo hombre en defensa de sus derechos ciudadanos, sociales y políticos. De una forma espontánea, pues el hecho de la guerra en Africa fue ocultado hasta última hora, pero de una forma organizada, pues los intervinientes tenían amplia historia de organización sindical y política.

PUNTO DE INFLEXIÓN  EN LA LUCHA OBRERA
  La Revolución de 1909, en Cataluña y alrededores (llegó a algunos puntos de Valencia y Aragón), no supuso un retroceso en la lucha obrera, sino un punto de inflexión, que representó una llamada al futuro de que había que superar ciertos errores, para cambiar la sociedad. No se piense que fue una tentativa en vano. Las condiciones objetivas de nuestro país, se mantuvieron durante siglos y algunas de ellas todavía subsisten. Pero a partir de la Semana Gloriosa, se incrementó la organización sindical, siendo la principal repercusión la creación de la CNT, pero también la reflexión ugetista de que la fuerza obrera debería estar amparada ante los ataques de la oligarquía financiera y económica.
Las implicaciones en la fuerte represión, desproporcionada bajo todos los puntos de vista, dio como resultado la dimisión de Maura y la entrada de la otra facción liberal, más progresista, pero también representativa de las fuerzas del capital. La prueba es que no supieron terminar con la guerra de África, a pesar de las masacres, citadas por los libros de Historia, del monte Gurugú, del Barranco del Lobo, etc.
  En el aspecto de la enseñanza pública, laica, no dogmática, libre, gratuita, se pusieron los cimientos para terminar con el monopolio eclesiástico, que se apoderaba de los cuerpos y las conciencias a través de las aulas y del miedo a la condenación eterna. El poder de la Iglesia en este campo fue de tal calibre que desvió la lucha por el cambio social a una revancha de quema de iglesias y conventos, que dañaba la imagen de la revolución social para desviarla a una lucha anticlerical, parándose en la misma sin profundizar en que quemar el símbolo, no era cambiar la composición del poder.
  El grito de Ferrer, en el momento de ser fusilado, aquel 13 de octubre de 1909, ¡Viva la Escuela Moderna!, es para recapacitar en que su ilusión era poner al servicio del pueblo una educación que hiciera, que provocara, que empujara el cambio social. Y que hasta que este cambio, en la cabeza, en las mentes de pequeños y mayores, no se consiguiera, no se produciría el formato necesario para la liberación social del hombre.
  Pudo haber dicho: ¡Viva la Revolución! O el más prágmatico: ¡Viva la República! Se contentó con alabar la Escuela, esa escuela que el proclamó como lo más importante que en esos momentos se debía de hacer para ayudar al ser humano, explotado y humillado por los intereses del capital.
Tomemos enseñanza de estos hechos, debatámoslos, busquemos en las publicaciones que se van editando, buceemos en busca de aquello que es válido para nuestro tiempo y proclamemos que la Historia que nos ocultaron o que nos tergiversaron, no es nuestra Historia. Porque el futuro no se construye de la nada, sino de las enseñanzas (reales y verdaderas) del pasado.