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DON MARIO BENEDETTI NO NOS HA ABANDONADO (nº 48)

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DON MARIO BENEDETTI Dolors Aguado i Martorell

  benedetti.jpgMayo de 2009. Llamo por teléfono a un compañero y amigo de vida azarosa, Víctor Calcerrada, y lo primero que me dice es el entrecomillado del encabezamiento. Casualmente, Víctor, Pepe Reli y yo jamás hablamos de Benedetti como tal, sino como Don Mario, casualidad sin ninguna importancia pero que ha hecho que vivamos su poesía y todo lo que atañe a este oriental indómitode una manera muy especial, sobre todo por la coincidencia.

  Don Mario nació en Montevideo en 1920, República Oriental del Uruguay, pero residió casi continuamente en Buenos Aires, dedicado a las palabras sin truco, palabras para comprender no para entenebrecer,

 


“...si escribe reforma agraria,

pero sólo en el papel,

mire que si el pueblo avanza,

la tierra viene con él


...si está entregando el país

y habla de soberanía,

quien va a dudar que usted es

soberana porquería


no me gaste las palabras,

no cambie el significado,

mire que lo que yo quiero

lo tengo bastante claro


no me ensucie las palabras,

no les quite su sabor

y limpiese bien la boca

si dice revolución.”


Las palabras”


  Su primer libro de poemas, “La vida indeleble”, y su primera novela, “Quién de nosotros”.

Personalmente destacaría “La tregua”. Editada en veinte países y traducida a más de trece idiomas, es la más conocida y de mayor éxito de público: frustración, ausencia de perspectivas de la clase media urbana. “Gracias por el fuego”, prohibido largamente por la censura argentina y, tras el golpe de 1973, también por la uruguaya, narra el conflicto de una generación que quiso acabar con la corrupción y el conformismo. Es una historia de ignominia y de muerte, a la vez que la crónica de una impotencia colectiva y el inventario de una crisis moral.

  En 1996 se publicó en Montevideo y en España la biografia realizada por Mario Paoletti, “Benedetti el aguafiestas”. De lectura obligatoria, la columna en este número de Joan Ramos.

  Debido a la inestabilidad económica familiar, pronto tuvo que trabajar, completó sus estudios secundarios como alumno libre. Esto le permitió a fondo seguir escribiendo y leyendo: Maupassant, Chejov, Horacio Quiroga y, más tarde, Faulkner, Hemingway, Joyce, Henry James, Proust, Virginia Woolf, Italo Svevo. Literatura uruguaya y latinoamericana, además de textos políticos que añade a su intensa labor de escritor y periodista suma una cada vez más activa participación política. En 1971 fue uno de los fundadores del Movimieno de Independientes 26 de marzo, que integrará más tarde el Frente Amplio.

  En 1973 debió abandonar su país tras el golpe militar patrocinado por la CIA. Doce años de exilio peregrino por Argentina, Perú, Cuba y España dejaron huella indeleble en Don Mario, trasterrado de su amada tierra. Quizás por eso, cuando fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alicante en 1997, nos presentó uno de sus últimos poemas de entonces, “Zapping de siglos”, dedicado al siglo que se deshilachaba en el calendario y prospectiva del venidero en el que ya estamos hoy instalados:


“tendremos el derecho de inventar un desván

y amontonar allí,/ si es que nos dejan,

los viejos infortunios,/ los tumores del alma...


¿cómo vendrá la otra centuria?

¿siglo cualquiera? ¿siglo espanto?

¿con asesinos de juguete

o con maniáticos de verás?.....


el siglo próximo aún

una respuesta insecrutable

los peregrinos peregrinan

con su mochila de preguntas... ”

 


  No sé si la mochila de preguntas tendrá su zurrón correlativo de respuestas, pero para poder navegar por el siglo, seguro que contaremos con Don Mario, con el que tenemos un viejo e inquebrantable trato.

“es tan lindo

saber que usted existe,

uno se siente vivo

y cuando digo esto

quiero decir contar

aunque sea hasta dos,

aunque sea hasta cinco,

no ya para que acuda

presurosa en mi auxilio

sino para saber a ciencia cierta

que usted sabe que puede

contar conmigo”

Hagamos un trato”