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”NON DA JON”De nuevo, indicios de Guerra Sucia en Euskal Herria

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De nuevo, indicios de Guerra Sucia Andreu García Ribera

 


 Esta pregunta rechina hoy en la sociedad vasca e, inevitablemente, retrotrae la memoria a los tiempos nunca superados de la guerra sucia del Estado en Euskal Herria. El refugiado Jon Anza, que residía legalmente en Átese, en el territorio de Iparralde, después de haber pasado veinte años de su vida en prisión por su militancia en ETA, desde 1982 a 2002, salió en tren de la ciudad de Bayona el pasado 18 de abril, rumbo a Toulouse. Nunca llegó a su destino y nada se sabe de él desde esa fecha. Las movilizaciones se han sucedido y un exhorto preside todas las manifestaciones, ¿non da Jon? (¿dónde esta Jon?).

 La compañera de Jon Anza, Maixo Pascasio, que acudió a despedirlo a la estación de Bayona el día de su desaparición, ha dado una rueda de prensa en julio, a los tres meses de la fecha fatídica, y se ha lamentado del mutismo que la mayoría de los medios de comunicación mantienen en torno a la suerte que pueda correr el abertzale donostiarra, sobre todo los medios de comunicación de fuera de Euskal Herria.

 En “El Otro País” no seremos nunca cómplices de ningún tiempo de silencio, y dados los antecedentes históricos de guerra sucia protagonizados por el Estado español contra la izquierda abertzale, y particularmente por el PSOE, tenemos que sumarnos al grito de ¿non da Jon? Precisamente el 11 de junio se cumplió el 29 aniversario de la desaparición del refugiado político Joxe Miguel Etxebarria Álvarez, Naparra. Desde esta fecha, nunca más se supo de su persona. El Batallón Vasco Español, es decir las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de la época, reivindicaron su desaparición, pero sus restos jamás fueron hallados.

  Con estos precedentes no se nos puede acusar de demagogia si apuntamos nuestras sospechas en dirección a las cloacas del Estado. En cualquier caso, la mejor forma de disipar las habladurías es mediante luz y taquígrafos, justo todo lo contrario de lo que se está haciendo.

  Que Rubalcaba salga diciendo que Jon Anza ha desaparecido con dinero y es la propia organización ETA quien lo está buscando por esta razón, no aporta demasiada fiabilidad y, además, suena a excusas no pedidas. Recordemos el aforismo latino de “excusatio non petita acusatio manifesta”.

RUBALCABA, EL VIEJO PORTAVOZ DEL GAL

  No parece creíble que un militante que tiene que seguir un tratamiento con radioterapia y serias posibilidades de quedarse ciego se fugue con el dinero de la organización por la cual ha pasado 20 años en prisión, para darse una juerga. Aquí, más bien, parece que a Rubalcaba le juega una mala pasada el inconsciente y se acuerda de los dineros en Suiza para comprar el silencio de los inspectores de policía Amedo y Domínguez, o de la evasión de capitales del Secretario de Estado Rafael Vera con el dinero de los fondos reservados.

  Todo esto sucedió en este Estado no hace mucho, cuando Rubalcaba era portavoz del partido que gobernaba y su máximo responsable, Felipe González, decía sobre la guerra sucia del GAL, “no hay pruebas ni las habrá”. Por lo pronto hubo pruebas suficientes para encarcelar al Ministro del Interior José Barrionuevo por dedicarse a secuestrar ciudadanos franceses. Hablo de Segundo Marey, ciudadano francés sin ninguna relación con la izquierda abertzale, secuestrado por error por un grupo de policías españoles con cargo a los fondos reservados. Dadas las circunstancias, preguntar dónde está Jon me parece un ejercicio de higiene democrática.