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LAS CLOACAS DEL TERCER MUNDO

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LAS CLOACAS DEL TERCER MUNDO A.Wolbachia


  En Abidjan, la principal ciudad de Costa de Marfil, asistimos al mayor escándalo por los vertidos de desechos tóxicos en lo que va de siglo XXI. El 19 de agosto de 2006 un convoy de camiones de Trafigura, una empresa multinacional, llegó amparado en la medianoche para deshacerse de toneladas de desperdicios contaminantes con el riesgo que esto supone en África, donde muchas personas acuden a los basureros para rebuscar entre los desperdicios algo que puedan luego vender.
  La multinacional ha negado que los desperdicios químicos fueran peligrosos pero, tras haberlos analizado, las autoridades holandesas han calificado la basura como letal. Según el toxicólogo John Hoskins, de la Royal Society of Chemistry de Inglaterra, Abidjan podría quedar paralizada. En el vertedero africano los análisis encontraron toneladas de fenoles -que pueden ocasionar la muerte por el contacto directo-, sulfuro de hidrógeno -letal si se inhala en grandes cantidades-, sosa cáustica y mercaptanos. Miles de personas padecieron graves lesiones a causa del contacto con los desperdicios tóxicos.
  Los residuos procedían de un cargamento de petróleo pesado con alto contenido sulfúrico que Trafigura compró a bajo costo. Lo embarcaron en un carguero, llamado Probo Koala, que llegó a las costas de Gibraltar con el cargamento. Allí le agregaron sosa cáustica, que al reaccionar con el sulfuro se depositó en el fondo del tanque.
  Trafigura logró vender el petróleo, pero quedó un residuo altamente tóxico a bordo del barco, que zarpó rumbo a Amsterdan. En la capital holandesa trataron de descargar los desperdicios como si se tratara de desechos convencionales a un bajo precio. Sin embargo, los gases que emanaban eran tales que las autoridades holandesas llamaron a los servicios de emergencia.
  Tras varios análisis, se le dijo a la multinacional que el costo para deshacerse de ese material de forma segura ascendía a medio millón de euros. La multinacional prefirió una opción más barata: en vez de arrojar los residuos en Amsterdam, donde se hubiese seguido un proceso seguro de eliminación, el buque Probo Koala retiró la carga y abandonó el puerto rumbo a África.
 
madagascar.jpg En Abidjan la basura contaminante pasó del buque a los camiones. Tras los primeros vertidos el fuerte olor alertó a los operadores del depósito de basura de Abidjan, quienes exigieron que los camiones abandonaran el lugar. Los conductores salieron en búsqueda de otros espacios donde arrojar los desechos y se estima que fueron depositados en al menos 18 sitios dentro y fuera de la ciudad.
Los marfileños afectados han demandado a Trafigura ante un tribunal de Londres a causa de las graves enfermedades contraídas. Además, acusan a la multinacional de haber provocado daños a la salud de todos los habitantes de Abidjan, tras arrojar sus desechos contaminantes en aquella ciudad.

NIÑOS ENTRE LA BASURA

  Como en muchas otras ciudades del Tercer Mundo, en Abidjan muchas personas -principalmente niños- viven de lo que puedan rescatar de la basura. Esperan a que los camiones suelten su carga para hurgar entre los desechos en busca de objetos que puedan vender. Muchos habitan en chozas levantadas en los mismos vertederos.
  Una de las demandantes que enfermaron fue Fidel, que vivía en las cercanías del vertedero de basura. Estaba embarazada de su primer hijo cuando los fétidos olores penetraron en su casa. Dio a luz a un niño prematuro, que falleció un día después. Su segunda hija nació un año más tarde, pero enfermó y también murió. Informes médicos apuntan que las muertes de los dos niños fueron consecuencia de la exposición a desechos tóxicos.
  La investigación también llegó a Djibi, un poblado en las afueras de Abidjan, donde se produjeron más muertes. Según Esaie Modto, otras 2.000 personas han enfermado en aquel barrio, donde el agua también quedó contaminada.
  Muchos de los residuos peligrosos (químicos o electrónicos) que se están generando en países occidentales acaban en países de Asia, como China e India, y en África, como Nigeria y Ghana. De esta manera los países capitalistas más desarrollados incumplen el Convenio Internacional de Basilea que prohíbe el traslado de residuos desde países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico a países que no pertenecen a la OCDE.
Los países de la Unión Europa han firmado ese acuerdo, por lo que sus gobiernos son los responsables de velar para que la legislación protectora del medio ambiente se respete. Además, los gobiernos de los países que están recibiendo los residuos deben inspeccionar la basura contaminante que ingresa en sus territorios. Sin embargo, los intereses capitalistas son más fuertes, aparece la corrupción y los funcionarios hacen la vista gorda. Eso permite que muchos de los desechos que se generan en los países capitalistas desarrollados acaben vertiéndose en países en desarrollo. Una de las grandes firmas ausentes de este convenio es la de Estados Unidos y muchos de los residuos electrónicos que se pueden encontrar en los países africanos provienen de aquel país.