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“OTAN RIMA CON BOTA Y CON EXPLOTA”

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XXIV Marcha antiimperialista a Rota

Eduardo Albaladejo
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     A diferencia de la celebrada en 2008, este mes de mayo la Marcha a Rota volvió a salir desde El Puerto de Santa María, no caminaron los manifestantes  por las calles de la villa de Rota, como hicieron el año pasado marcando un hito. A la hora de la organización de la histórica convocatoria antimilitarista,  una gran parte de los convocantes  valoraron positivamente la experiencia anterior, aunque IUCA decidió tener más en cuenta la opiniones publicadas el año pasado por el corresponsal de El País. El periodista, que faltando a sus obligaciones profesionales tan sólo asistió al comienzo de la concentración  de salida, tituló en su crónica  a la convocatoria como “desangelada” y la calificó como un “rotundo fracaso”. No tuvo en cuenta que, progresivamente, se fueron añadiendo manifestantes que no localizaron el lugar de salida y a los numerosos roteños que se unieron a ella.       Hasta el año pasado, nunca se había celebrado en Rota una manifestación de estas características y tan nutrida. En la memoria de  muchos antimilitaristas está el apedreamiento y los insultos a manifestantes, llevado a cabo hace años por un grupo de taxistas en las puertas de la Base. Por ello, se trataba de un hecho histórico y la población, que lógicamente se encuentra vinculada económicamente a las dependencias militares, no mostró ningún rechazo a la misma. Todo lo contrario, para muchos roteños, el ver discurrir la Marcha por su ciudad fue emocionante, un momento histórico. Pero los organizadores de la convocatoria de este año decidieron volver, prácticamente por la imposición de Izquierda Unida, al formato tipo “romería” de años anteriores, que en algunas ocasiones, cuando no ha coincidido con convulsiones internacionales, si que verdaderamente han sido un fracaso.
Este año, la XXIV Marcha a Rota salió del Parque Calderón de El Puerto de Santa María el domingo, 17 de Mayo y, en total, no llegó a reunir a más de 400-500 personas generosamente contadas, frente a las más de 2000 del año pasado.
La Marcha finalizó con la lectura de un magnífico texto del periodista Juan José Téllez:
juan_jose_tellez.jpg“En el Congreso de los Diputados, acabamos de oír grandes discursos que hablaban de cuatro millones de personas sin empleo, de un país sin demasiadas esperanzas de ver brotes verdes al cabo del diluvio del capitalismo salvaje, de gente a la que se le agota el subsidio y la paciencia.
  Pero, de entre sus señorías, no hubo nadie que subiera a la tribuna de oradores para denunciar que en plena crisis económica, el Gobierno español aprieta el cinturón de los presupuestos, salvo en dos casos concretos:
Las ayudas sin demasiados controles al sistema financiero que es uno de los principales culpables de la recesión que afecta a los más pobres y
  El gasto en armamento, que es la partida presupuestaria que más aumentado dentro de las cuentas del ministerio español de Defensa.
España gasta en Defensa cinco veces más que el presupuesto previsto para desarrollar la Ley de Dependencia.
Tres veces más en Defensa que en Educación. El doble en Defensa que en ayuda al desarrollo de los países emergentes.
8.200 millones de euros en Defensa para un país en crisis, donde empiezan a agotarse los subsidios de desempleo sin que parezca previsible que vayan a ampliarse.
8.200 millones de euros en Defensa, para un país en el que hasta la clase media empieza a hacer cola en los comedores de caridad.
8.200 millones de euros en Defensa, para un país que presume de no tener enemigos.
Pero España no está sola en esa maratón armamentística que no se ha visto frenada por el fin de la guerra fría.
Cayó el muro de Berlín pero sigue sin caer la industria de armamentos.
Cayó el muro de Berlín pero Estados Unidos inventó la guerra de las galaxias.
Cayó el muro de Berlín pero el fanatismo inventó Al Qaeda.
Cayó el muro de Berlín pero los inocentes siguen cayendo a millones heridos por armas que también fabrica España.
A España no la quieren en el G-20, pero nuestro país figura de pleno derecho en el G-8 de los grandes exportadores de armamento.
Con mil millones de euros en ventas anuales de armas, España es el octavo país en la clasificación mundial de exportadores de muerte.
Con nuestros impuestos, se fabrican y se venden aeronaves militares, barcos de guerra, equipos de infrarrojos o térmicos, sensores para radares, combustibles y explosivos, bombas incendiarias, torpedos, cohetes, puntas de ojiva, misiles, cargas de profundidad, obuses o vehículos militares.
¿A quienes vendemos esas armas? ¿Quizás a los disidentes de cualquier tiranía, a la valiente resistencia frente a la invasión de paisitos por parte de potencias extranjeras?
Vendemos armas a países tan apacibles como Colombia e Israel, vulnerando la convención europea que impide dicho comercio con naciones que mantengan conflictos armados internos.
Colombia, cuyo respeto por los derechos humanos y el derecho internacional humanitario es tan notorio como el respeto de Israel ante las resoluciones de Naciones Unidas y no hay más que asomarse a lo ocurrido en Gaza a finales de diciembre.
Le vendemos armas a Turquía, a Arabia Saudita, a India y a Pakistán, a Venezuela.
Enviamos armas a lugares tan inestables y con gobiernos tan sospechosos como los de Filipinas, Indonesia y Sri Lanka, Tailandia o Kenia.
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¿Por qué le vendemos armas a Mauritania y al mismo tiempo le concedemos ayuda para que impidan que desde sus costas zarpen los cayucos de la desesperación y del hambre?

En la última década, España ha llegado a exportar armas a algunos de los países más pobres del mundo, como Burkina Faso.

También se exporta armas a países del primer mundo que orquestan las guerras del tercero, incluyendo a Estados Unidos cuyos acuerdos bilaterales con nuestro país justifican en gran medida que esta base actúe como sucursal española en guerras como la de Irak. Ilegal, dicen, como si alguna guerra lo fuese. 

Mientras deslocalizamos empresas y repatriamos inmigrantes a ninguna parte, nuestros impuestos pagan este tráfico de violencia.
Así que este año no sólo nos hemos congregado aquí para reclamar el cierre de la base de Rota y del resto de bases como esta.
Así que en pleno año de la crisis reclamamos que la guerra también entre en crisis.
Queremos que este planeta le declare la guerra al hambre, a la miseria y a la tiranía.
Queremos que este planeta abandone el uso de la fuerza y apueste por el uso de la razón.
Queremos que este planeta haga las paces consigo mismo.
Ahora, se cumplen sesenta años de la fundación de la OTAN, que rima con bota y que rima con explota.
60 años de la OTAN, que podría celebrar su cumpleaños para prejubilarse, que podría decir adiós a su viejo rastro de injusticia y de muerte, en un mundo en donde sólo tendrían sentido dos bloques, el de los países ricos y el de los que necesitan urgentemente su ayuda honesta para dejar de ser perpetuamente míseros.
Pero parece que los tiros, y nunca mejor dicho, no van por ahí.
Pero parece que los únicos tiros que se oyen siguen siendo los de las balas perdidas contra el corazón de la humanidad.
Pues a ver si les sale, de una vez por todas, el tiro por la culata.
A ver si, como escribe Mario Benedetti, si a uno/le dan/palos de ciego/
la única/ respuesta eficaz/ es dar/ palos/ de vidente.

Esto es, frente al elogio de la ceguera, enarbolemos el discurso de la lucidez.
Frente al comercio de armas, exijamos la libre circulación de las ideas, la exportación de palabras, la urgente apertura de fábricas de utopías.
En vez de comulgar con ruedas de molino, levantemos molinos cuya rueda amase el necesario pan nuestro de cada día.
En vez de amartillar fusiles, usemos los martillos, las hoces y los ordenadores para construir un futuro sin más uniforme que el de la justicia.
En vez de conmemorar con palabras mayúsculas y salvas de ordenanza el nacimiento de organizaciones como la OTAN, dejadme celebrar la vida de los poetas a los que como ocurriera hace 70 años con Antonio Machado la guerra diera al amor el tajo fuerte.  O Blas de Otero, muerto hace treinta años en acto de servicio por las libertades públicas de este país y por la igualdad, la libertad y la fraternidad del mundo. Blas de Otero, que reclamó: “Labraremos la paz, la paz, la paz,/ a fuerza de caricias, a puñetazos puros”.
CONTRA LA OTAN, CONTRA LAS BASES, CONTRA LA MUERTE.
A FAVOR DE LOS ABRAZOS, DE LAS PIPAS DE LA PAZ, DE LOS PUEBLOS SIN MIEDO Y DE LOS SUEÑOS SIN DAÑOS COLATERALES.

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