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Elecciones ilegítimas en Euskal Herria(nº 46)

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Romperán todos los instrumentos pero la música seguirá sonando
Andreu García Ribera

Las elecciones del 1 de marzo en los territorios vascongados de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia han dado y seguirán dando pie a numerosas interpretaciones y a los más variados análisis, pero todos ellos son subsidiarios del aspecto principal que cabe obligatoriamente reseñar y que, en cambio, se ha soslayado completamente por los medios oficiales de intoxicación. El parlamento y el gobierno que nazcan de estos comicios son ilegítimos. Las elecciones del 1-M han sido una farsa y su resultado, una mascarada. Todos los actos políticos que traigan causa de este mutilado proceso electoral están contaminados, el árbol de la democracia parlamentaria en los tres herrialdes vascos está envenenado y todos los frutos de este árbol están emponzoñados por su origen.
  tierras_vascas.jpgLa ilegalización de las candidaturas de D3M y Askatasuna buscan la muerte civil y política de la izquierda abertzale y no tiene nada que ver con la lucha armada de ETA, como sostienen unánimemente todos los turiferarios del régimen de apartheid que, a partir de ahora, se ha consolidado en el País Vasco. Se trata, lisa y llanamente, de decretar la desaparición del juego político de la ideología abertzale, aunque para ello tengan que violar los derechos políticos de decenas de miles de ciudadanos. ¿O es qué, acaso, todos ellos son militantes de ETA? Se nos dice hasta la saciedad qué existen vías políticas para plantear cualquier programa. ¡Mentira!, se ha expulsado de los cauces de la legalidad a toda la izquierda abertzale, ha sido criminalizada sin distinciones sobre la base de informes amañados para justificar el fin que se pretendía a priori: la ilegalización de cualquier opción independentista y socialista. Y esto no lo decimos solamente nosotros, el Relator de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha denunciado la vulneración de numerosos derechos políticos en Euskadi; derecho al voto, derecho de asociación política, derecho de acceso a cargos públicos, libertad de expresión, libertad ideológica.
Naturalmente, este informe ha sido silenciado por los poderes públicos y medios de comunicación del Estado español, preocupados en alimentarse con sus propias falsedades, unos, y frotándose sus manos carroñeras otros, con la perspectiva de succionar votos del cadáver electoral de la izquierda abertzale.

VIOLENCIA INSTITUCIONAL CONTRA LA IZQUIERDA ABERTZALE

  No es nueva está política de violencia institucional contra la izquierda abertzale. Habrá que traer a colación el cierre de Egin, la ilegalización de estructuras políticas o cívicas como Ekin, Xaki, Zumalabe, Herri Batasuna, Jarrai, EHAK, ANV, etc.
En una rueda de prensa ofrecida por la Plataforma 18/98, uno de sus portavoces, Mariano Ferrer, refiriéndose al momento represivo que sufre el independentismo vasco, proclamó que “romperán todos los instrumentos, pero la música seguirá sonando”. Eso mismo ha sucedido el domingo 1 de marzo, la violencia estatal ha impedido la expresión electoral del voto abertzale, su articulación política, ha llegado a la detención de ciudadanos por llevar mochilas con votos forzosamente nulos, ha ocultado en los paneles de la noche electoral que en los anteriores comicios, hace cuatro años, hubo un partido, EHAK, que obtuvo 9 escaños y más de 150.000 votos, ha presentado legítimas protestas reclamando democracia como sabotajes padecidos por Patxi López y Javier Madrazo. Toda una suerte de patrañas destinadas a velar la existencia de una izquierda abertzale que demanda el derecho a decidir de los vascos sin mordazas impuestas por un texto constitucional no aprobado en Euzkadi. Han roto todos los instrumentos, pero la música abertzale ha sonado, más de 100.000 votos declarados nulos han hablado en tiempos de silencio. Este volumen de voto nulo habría representado 7 escaños, lo que  configuraría un parlamento muy distinto. Inmenso mérito éste de lograr más de 100.000 votos sabiendo que no tendrán una traducción concreta e inmediata, es claro que la cosecha de votos de las candidaturas abertzales en condiciones de normalidad democrática sería superior pues no se habría producido un trasvase parcial de votos a los oportunistas de Aralar.
  En cambio, tendremos un parlamento de sufragio restringido y charanga monocorde en el que restallará en cada una de sus sesiones la música valiente de más de 100.000 electores enmudecidos que no contarán en la aritmética electoral, pero que son, sin duda, la música del futuro de Euskal-Herria, y hoy las voces de la dignidad prohibida.
 mani_en_el_pais_vasco.jpg Las ecuaciones sobre las posibles combinaciones de gobierno y la presidencia de Ajuria Enea carecen de todo interés, el parlamento de la próxima legislatura es consecuencia de un carnaval divorciado de la realidad de la sociedad vasca, tiene la misma representatividad que el Consejo Nacional del Movimiento a la muerte del dictador.
  La hipocresía sin límites de los llamados poderes del Estado y de su cuarto poder ha querido la casualidad que quedara una vez más al descubierto en estos días. Coincidiendo con la campaña electoral, se ha desarrollado el caso “Gürtel” que revela una entretejida trama de corrupción que toca de lleno al Partido Popular. Inmediatamente que fue conocida la cacería de Jaén con presencia del juez Baltasar Garzón, el ministro de Justicia, fiscales de la Audiencia Nacional y el Comisario General de la Policía Judicial, se desataron voces apelando a la división de poderes, a la necesaria independencia de la acción judicial que debe deslindarse de conveniencias políticas. Nada que oponer, pero esta misma argumentación valdría para refutar la licitud de numerosas reuniones de fiscales, policías, políticos y magistrados, al más alto nivel, que han tenido lugar para reprimir e ilegalizar a la izquierda abertzale.

SINCRONIZACIÓN REPRESIVA

  Antes que la Ley de Partidos siquiera fuera aprobada, un afamado magistrado de la Audiencia Nacional detenía a los miembros de la Mesa Nacional de Herri Batasuna, ese mismo juez, antes que la Sala Especial del Tribunal Supremo ilegalizara las candidaturas de Askatasuna y D3M, ya había procedido, en evidente sincronización, a detener a sus promotores y clausurar sus sedes. En estos casos no se habló de independencia jurisdiccional, todos al unísono alabaron la necesaria cooperación de los poderes del Estado. Prietas las filas, recias y marciales, van escuadras de jueces, policías, políticos, fiscales y periodistas, en un desfile de cinismo.
  Por cierto, a quienes tanto les preocupa establecer conexiones y desbrozar pasados sospechosos de concomitancias con los violentos, cabría recordarles que el Comisario Jefe de la Policía Judicial y asistente a la sesión de la escopeta nacional que ertzaintza.jpghemos referido, se llama José Antonio González García y fue unos de los cinco policías imputados en el asesinato bajo tortura de Joseba Aguirre en febrero de 1981.
  Mientras tanto, siguen buscando debajo de las alfombras las armas de destrucción masiva que prueben la subordinación debida que tiene todo abertzale hacia ETA. Esta paranoia irracional la comparo con la que toda la derecha española profesó contra Manuel Azaña, detenido en octubre de 1934, cuando se produjo la insurrección proletaria de Asturias y la proclamación por Lluis Companys de “l’Estat Català dintre de la República Federal espanyola”. Dos acusaciones vertieron contra el político republicano y burgués, su implicación en la insurrección, que fue sobreseída judicialmente,  y una segunda causa abierta contra él por el Congreso de los Diputados que se conoció como el alijo de armas. Para los  católicos filofascistas de la CEDA y los derechistas del partido de Lerroux, Azaña siendo ministro de la Guerra en el bienio de gobierno de la conjunción republicano-socialista, habría sido responsable de la entrega de un cargamento de armas a los socialistas. Acusación rocambolesca que acabó en agua de borrajas y que permitió a Azaña, en un memorable discurso en el Congreso, pleno de sátira y sarcasmo, aconsejar al jefe de la CEDA, Gil Robles, para que transmitiera a Alcalá Zamora que no tomara “por realidades sus propias alucinaciones ni a difundir especies nacidas de la aprensión personal”.
  Decir sinceramente que ilegalizando a la izquierda abertzale se impide que ETA  se siente en el Parlamento sólo puede ser fruto de una alucinación, eso sí, de una alucinación alimentada por informes-basura de la policía, copiada por resoluciones judiciales que cubren con lenguaje jurídico la mentira interesada y aireada por periodistas y políticos venales, que cuanto menos razonan, más beneficios obtienen de la eliminación de competidores.
Los fieles servidores del Estado español apañaran la composición del parlamento vascongado como les plazca, pero a partir del 2 de marzo, la parte más vital de Euzkadi, esa que hoy sólo ha podido expresarse a través del voto nulo, seguirá rompiendo muros de silencio y luchando por recuperar la palabra secuestrada, los instrumentos rotos y la música de la razón democrática.