Consumo alimentario:causas y consecuencias para la salud

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  Qué comemos y cómo comemos, cuáles son las causas y consecuencias del comportamiento alimentario, empezando por aquellas más individuales y biológicas hasta llegar a las sociales y políticas que intervienen de forma interrelacionada, intenta ser el motivo de las reflexiones que hace Concepción Cruz Rojo en su libro “Consumo alimentario: causas y consecuencias para la salud” (1). En él propone un nuevo modelo agroalimentario ético, sostenible, solidario y comunal en donde los alimentos sean un derecho para todas la personas y pueblos del mundo. Esto salta los límites de las estructuras capitalistas, ya que resulta incompatible con la propiedad privada sobre los recursos naturales, las patentes privadas de semillas o la conversión en negocio de la necesidad básica de los pueblos a una alimentación sana y segura. Según la autor, la lucha por la seguridad alimentaria y, más aún, por la soberanía alimentaria de los pueblos campesinos, se expande y continúa resistiendo y frenando los intentos de las transnacionales y los gobiernos por imponer el irracional e injusto modelo agroalimentario del sistema capitalista en esta fase del imperialismo que llaman globalización. Concepción Cruz Rojo es profesora de epidemiología y salud pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla y militante del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT). A continuación ofrecemos algunos extractos de su obra.

Concepción Cruz

  En los inicios de los años 60 del siglo XX, la producción capitalista de los Estados Unidos promovió un fortísimo desarrollo del consumo mediante la generalización de la venta a plazos y otras formas de pago a crédito en un contexto de expansión económica y producción en masa de bienes -activada por el taylorismo y el fordismo (2)-, revelando que era más fácil fabricar los productos que venderlos, por lo que el esfuerzo empresarial se desplazó hacia su comercialización (publicidad, marketing, venta a plazos, etc.) (Gil de San Vicente, 2011). Todo se transformaba en mercancías que  se podían elegir y comprar en los supermercados  que comenzaron a proliferar en esa época y en las tiendas o agencias de todo tipo de productos: electrodomésticos, coches, casas y hasta la imagen corporal o las relaciones afectivas, la idea es suscitar el deseo, elección y compra compulsiva.
  En la actualidad sufrimos de lleno esta sociedad del consumismo que, desde entonces, alienta un individualismo alienado que ha avanzado imparable en amplias capas de la población, produciendo una lucha competitiva entre las personas que intentan, en esta carrera del poseer, valorarse cuanto más y más rápido, mejor. Y las causas de la alienación, que es lo que está antes, durante y después del llamado consumismo, es el paso universal del valor de uso al valor de cambio (3), el paso por el que la persona olvida el valor de utilización real y material de las cosas producidas por ella y por la comunidad, deja de ser consciente de sus facultades creativas y se transforma en algo (cosa) que no sólo vive para consumir, sino que a su vez es consumida para que viva el mercado. Y es en ese proceso de compra, alienada y alienante, obsesiva y compulsiva que se realiza inconscientemente cuando se anula trágicamente el valor de la persona emancipada (Gil de San Vicente, 2003).
  Ni que decir tiene que esta expansión del consumismo y alienación ante el fetichismo –adoración- de la mercancía, tiene enormes implicaciones para la salud y la felicidad de las personas. Al sistema de producción capitalista le interesa que vivamos continuamente atrapados en este círculo vicioso de querer y no tener lo suficiente, llámese el último modelo de iPod o de teléfono móvil, llámese eterna juventud y delgadez, principalmente en las mujeres, o poder y seguridad afectiva, sobre todo en los hombres (aunque la igualdad artificiosa de géneros está llegando también a estos clichés de comercialización). No es de extrañar el aumento de enfermedades directamente relacionadas con las adicciones de todo tipo; a la ludopatía y cleptomanía se le ha añadido la adicción a las nuevas tecnologías o la anorexia nerviosa, que se salda con la muerte de mujeres muy jóvenes y que solo es la punta del iceberg de otros problemas físicos, psicológicos y afectivos de mucha mayor magnitud (4).
  Cuando nos centramos en el consumo alimentario, la importancia para nuestra salud adquiere una dimensión nueva, porque se asienta en un elemento básico de nuestra propia supervivencia como seres humanos, la pervivencia de los pueblos, y que a su vez tiene graves consecuencias para el medio ambiente y la naturaleza en todo el planeta. En este sentido tiene pleno significado el concepto de soberanía alimentaria que reclama el movimiento campesino a nivel mundial (5).

HACIA LA SOBERANÍA ALIMENTARIA


  Qué comemos y cómo comemos, cuáles son las causas y consecuencias del comportamiento alimentario, empezando por aquellas más individuales y biológicas hasta llegar a las sociales y políticas que intervienen de forma interrelacionada, intenta ser el motivo de esta reflexión. Desde una visión marxista, trataremos de analizar y prestar atención a las propiedades y consecuencias patológicas de un consumo excesivo e inadecuado de alimentos, de sus condicionantes psicológicos y sociales que ejercen una enorme presión mediática y que tiene como base una política de máximo beneficio empresarial. En el otro extremo de la contradicción, y de “nuestro mundo”, se encuentran las consecuencias patológicas de la pobreza y desnutrición de una  población cada vez mayor y que igualmente tiene como causa básica la misma política de ganancia de las empresas capitalistas anclada en la propiedad privada y la explotación de las clases trabajadoras (6).
  El sinsentido de este sistema que esquilma recursos naturales y alimentos, en aras de generar plusvalía para beneficiar a un sector cada vez más reducido de la población, debe ser denunciado con todas sus consecuencias de un radical cambio social. Pero las intervenciones son necesarias en todos los contextos. Los personales: en el día a día de lo que hacemos y comemos; los profesionales: de concienciación en el entorno laboral de cada una de nosotras; y los sociales: con la imprescindible acción organizada consciente que se oponga a este estado de cosas y que llegue a todas las causas y hasta la raíz del problema.
 

NOTAS:
 
1- “Consumo alimentario: causas y consecuencias para la salud.
PARA LA SALUD
Concepción Cruz Rojo
Editorial El Boletín. Colección “Para pensar y actuar”
85 páginas. Tamaño:12 x 18 cm (bolsillo)
PVP  5 €
Pedidos a: contacto(arroba)el-boletin.com

2- El taylorismo aplica métodos mecanicistas de producción industrial, con el fin de maximizar la eficiencia de la mano de obra, máquinas y herramientas, mediante la división sistemática de las tareas, la organización racional del trabajo, el cronometraje de las operaciones y pago de primas al rendimiento. El Fordismo se basa en la especialización e intensidad de la producción en cadena industrial para abaratar costes y expandir el mercado.

3- El valor de cambio es el precio por el cual se vende o se compra una mercancía, mientras que el valor de uso es la utilidad que tiene esa mercancía comprada para satisfacer una necesidad. Pero mientras que el valor lo fija la cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario para producir esa mercancía, el precio es la plasmación monetaria de ese valor según los vaivenes de la oferta y de la demanda.

4- Alrededor del 4,5% de la población femenina de 12 a 25 años de edad precisa asistencia especializada por trastornos del comportamiento alimentario: Anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, y cuadros afines.

5- La soberanía alimentaria es el derecho de cada pueblo a definir sus propias políticas agropecuarias y en materia de alimentación, a proteger y reglamentar la producción agropecuaria nacional y el mercado doméstico a fin de alcanzar metas de desarrollo sustentable, …defiende la opción de formular aquellas políticas y prácticas comerciales que mejor sirvan a los derechos de la población a disponer de métodos y productos alimentarios inocuos, nutritivos y ecológicamente sustentables. “Declaración Final del Foro Mundial sobre Soberanía Alimentaria.Havana, Cuba, September 7, 2001. Disponible en:
http://www.movimientos.org/cloc/show_text.php3?key=1178.

6- Somos 854 millones de hambrientos, 1.600 millones de gordos y 400 millones de obesos. 04-06-2008. Disponible en: http://web1.taringa.net/posts/info/1278936/854-millones-de-hambrientos_-1_600-millones-de-gordos.html.