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Literatunra y Pensamiento - Nº 45

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Se celebra en León el VIII Congreso de Escritores de España

Teresa Galeote

  Narradores, poetas y ensayistas expusieron su ponencias desde ópticas diferentes, aunque siempre haciendo referencia al pensamiento en la literatura. Julia Oxoa, poeta y narradora vasca, Juan Carlos Mestre, poeta y artista plástico, Antonio Gamoneda, poeta ganador del Premio Cervantes en su edición 2006, Antonio Gómez Rufo, novelista y Vicepresidente de ACE. Paula Izquierdo, novelista, Fernando Savater, filósofo, Juan Garrido, narrador, Víctor Alperi, narrador y ensayista, Antonio Hernández, poeta, Luis Mateo Diez, José María Merino, ambos cuentistas, José Luis Sampedro, economista y narrador, entre otros, expusieron sus puntos de vista sobre la situación de la literatura y el pensamiento en el momento actual. La pulsión emocional en los poetas, la compleja pulsión del narrador entre imaginación y realidad y la filosofía se dieron la mano para exponer sus tesis. A través de las palabras, algunos escritores mostraron abiertamente su visión crítica del actual sistema político y económico. 
 jose_luis_sanpedro.jpg José Luis Sampedro, acompañado por su esposa, Olga, y sin apunte alguno, expuso con brillantez las diferentes visiones del mundo desde que el hombre se despegó del primate; fue una clase magistral. Aseguró que estamos ante una economía que ya toca fondo y de la que no se podrá salir si no se cambia drásticamente las formas de consumo, las formas de entender el mundo; la relación entre los hombres y con la naturaleza. Sus palabras fueron de compromiso ético: “La libertad sin responsabilidad no es libertad, es arbitrariedad”. El pensamiento de Sampedro establece una simbiosis necesaria entre sentir y pensar. Si Descartes dijo: ”Pienso, luego existo”, Sampedro dice: “Siento, luego existo”. Fue muy crítico con el sistema de valores imperante y contra el cinismo de una elite económica con un poder desmedido; un poder avasallador que no piensa más que en su propio beneficio, que no mide las consecuencias que sobre la humanidad y sobre el planeta tienen sus acciones. Habló de las crecientes desigualdades y de lo insostenible del actual sistema de vida: “Asistimos al ocaso del mundo occidental”. Auguró que nuevos pueblos con más vigor cogerán el timón y pronosticó que el Imperio Estadounidense caerá igual que lo hizo el Imperio Romano.
La filósofa Amalia Valcárcel también hizo una brillante exposición de la situación actual del pensamiento y se lamentó de que en España tuviese tan poco acogida algo tan imprescindible como es el pensamiento. Puso ejemplos de otros países, como Francia o Alemania, en los que la buena literatura siempre fue acompañada de la reflexión necesaria para ver el mundo con los ojos de la razón. Aseguró que en España siempre ha existido un menosprecio por el pensamiento, pero no sólo porque los gobernantes no le hayan prestado demasiada atención. Se lamentó de que la sociedad tampoco la haya reclamado; esa falta de interés y el peso de la moral religiosa en nuestro país han recluido el pensamiento en círculos muy reducidos.

“LA GLOBALIZACIÓN DEL ABSURDO”

  El poeta Juan Carlos Mestre fue tajante al afirmar que vivimos inmersos en nuevas dictaduras, en nuevos fascismos uniformados que se presentan a través de la publicidad, de dirigismos que anulan otras formas de pensar y de sentir, otras formas de vida más acordes con lo humano; sus palabras resonaron en la sala igual que latigazos. Mestre, leonés afincado en Madrid, dijo preferir ser un perdedor junto a los perdedores, pero a la vez revindicó el final del sufrimiento humano. Mostró su visión de un mundo que se asienta sobre los muertos generados por las injusticias; un mundo caótico que alienta el desarraigo. Frases como: “La globalización del absurdo puede perdonar al criminal, pero no al soñador”, o: ”Hoy, la policía del pensamiento y la teología del mercado han alcanzado su últimos objetivos”, manifiestan el pensamiento de Mestre; pensamiento que se deja traducir en su poética.
  La psicóloga y novelista Paula Izquierdo puso la nota feminista en el Congreso. La escritora hizo un recorrido histórico a través de la escritura de las mujeres, de sus problemas en abrirse camino en un mundo de hombres y de la dimensión de sus obras. Habló del sentir de las mujeres, de su inmersión en la problemática del mundo, pero sin dejar de comunicar sus necesidades, sus deseos; insta a la mujer a descubrirse, a desprenderse de las mordazas a las que ha estado sometida. Expuso lo que la mayoría de las editoriales esperan de la escritura actual, del camino que marcan: sexo, humor y problemas cotidianos. Aseguró que la mayoría de las editoriales quieren una escritura despojada de sentido y que, en muchos casos, no es lo que las mujeres quieren.
Basado en informes, Antonio Gómez Rufo expuso la visión del libro del futuro; el libro en soporte digital. Pronosticó que los nuevos tiempos y la técnica actual nos llevan a contemplar el libro de otra forma, y que tendremos que acostumbrarnos a contemplar la escritura y a la lectura en el nuevo soporte. Aseguró que ahí está; mejor o peor, pero se está imponiendo y no hay que darle la espalda. Sólo sabemos que será diferente. 
  congreso_escritores.jpgAlgunos ponentes, entre otros Antonio Gamoneda, intentaron diferenciar la poesía de la literatura y del pensamiento exponiendo las líneas definitorias de la pulsión poética y la pulsión narrativa, o la del pensamiento; esa suave línea, apenas imperceptible, que separa un camino de otro. Para él, que aprendió a leer con los versos de su padre, es la música de la palabra lo que produce el salto a la poesía. Es algo primigenio; lo que primero llega al oído del niño son las canciones de la madre. Gamoneda expone la realidad de la vida y de su cuerpo en sus versos; es un hecho existencial el que le mueve.
Dentro del Congreso hubo un homenajeado y un ausente; Antonio Pereira recibió el homenaje de sus conciudadanos por su larga trayectoria de narrador, poeta y periodista. El ausente fue José Saramago. El premio Nóbel tenía que haber estado presente en la clausura del Congreso, junto a Juan Mollá y Andrés Sorel, pero motivos de salud lo impidieron. El manifiesto de Saramago fue leído íntegramente por Andrés Sorel; un magnífico escrito que denuncia la situación económica y política actual, un manifiesto de compromiso. Juan Mollá, escritor y presidente de Cedro, expuso el largo y tortuoso camino recorrido por esta asociación en su lucha por los derechos de autor; un camino que, a juicio de Juan Mollá, aún no ha terminado.
  Nuevos tiempos, nuevo libros, pero el escritor que ama la literatura debe envolverse en la realidad, beber de ella para imaginar historias que, muchas veces, se acercan más a esa realidad hurtada; hurtada o tergiversada. En eso del sentir y el pensar algunos no establecen diferencias. El pensamiento, para Andrés Sorel, no puede separarse de la literatura, por lo menos él no concibe una drástica ruptura entre creación y pensamiento. El escritor y Secretario de la Asociación Colegial de Escritores tuvo duras palabras para el sistema económico actual; un sistema que intenta anular al ser humano y destruir su hábitat. Con un cierto amargo realismo, no exento de compromiso por parte de algunos escritores, se cerró el VIII Congreso de Escritores de España. Un Congreso que dio para la reflexión y para el compromiso.