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“EL AGUAFIESTAS”

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Mario Benedectti Juan Ramos

  Hace ya algunos años... El tiempo apenas nos concede tregua... Corrían los ochenta del siglo pasado... la época donde todos nos sentíamos “Marilyn” como metáfora de España... La ocurrencia se debe al escritor mexicano Carlos Fuentes, colega, amigo y entusiasmado valedor de la obra de Benedetti.... Tan “Marilyn” era en aquel tiempo la hasta entonces madrastra España, que, como en el caso de la verdadera Norma Jean, todo el mundo quería bailar con ella. La gran amante del fin de siglo. No era para menos... Por fin estábamos situados ya en el mapa del mundo... El mundo de la “posmodernidad” y la “globalización”...

  Ustedes no lo saben (dijo Montserrat Roig alzando levemente la mirada de sus ojos hermosos) por que no lo conocen de verdad o no han coincidido con él en escabrosas y encarnizadas batallas (intelectualmente hablando), donde se ha ganado a pulso el calificativo de defensor a ultranza de “causas perdidas”...

  Los allí reunidos esperábamos que el telón se alzara e hiciera su entrada el “Aguafiestas”, apodo que el sicario y esbirro comisario uruguayo utilizó señalando con el puntero el rostro vacío de Benedetti, proyectado en el centro mismo de una pantalla... Eran tiempos de guerra, tortura física y psicológica en aquel trozo de tierra con forma de corazón o de “boleadora”, como definía Benedetti al país que le vio nacer.... Seguíamos esperando... Nos temíamos lo peor, pues en la espera, el trasiego detrás de las cortinas se hacía evidente... Sus actores se movían con nerviosismo... el tiempo apremiaba... los retoques de última hora se hacían con una tensión no disimulada... las caras se presentaban agresivas y preocupadas... Y el telón se alzó... Una calma infinita se apoderó de los actores. Parecería que todo se había gestado en la mayor de las complacencias... Las caras sonrientes, todo se había arreglado... Un acicalado colega (hoy reputado “honoris causa”) ofició de sepulturero suspendiendo el encuentro concertado con el “Aguafiestas”, pues el cambio de la barricada a la corbata no permitía al centro, en plenas elecciones a rectorado, incursiones a la melancolía y al alboroto político-literario.... Marta Mata y Montserrat Roig, anfitrionas para la ocasión, en un improvisado discurso y buscando lugar común con las “Crónicas perdidas” del hoy desaparecido F. Chatelet, intentaron, indignadas, desagraviar el ultraje intelectual cometido en la persona del “Aguafiestas”, defensor por antonomasia de las “causas perdidas”... Quintín Cabrera, cantautor uruguayo afincado en Catalunya, enfundó despechado su guitarra, pues se acabó la fiesta, y la despedida....

  No era la primera vez, ni sería la última, que Benedetti, en su eterno deambular, encontrara en Catalunya calor y amor a su eterno exilio literario y humano... A su paso por Barcelona, una y otra vez y ante una nutrida comunidad de chilenos, argentinos y uruguayos, no se cansaba de explicar su propia guerra de Troya y de las advertencias de la bruja y loca Casandra contra todos aquellos que, desdeñando el poder y la audacia de “aqueos” y “griegos”, caminaban hacia el precipicio de su propio Apocalipsis...

  Benedetti nos dejó... se marchó para siempre. No sé, si con su bolígrafo o no... Hay libros que leemos con superficial interés olvidando una página cuando empezamos la siguiente; los hay que leemos con reverencia, sin atrevernos a estar de acuerdo o disentir; otros que sólo ofrecen fría información excluyendo cualquier comentario... Y otros muchos, por fin, que participan de todo lo anterior y que, en lugar de provocar nuestro silencio, nos toman por las solapas y nos exigen que respondamos con opinión, una idea, una pregunta, un recuerdo, un deseo... Estos son los que nos deja nuestro entrañable “Aguafiestas”

  Benedetti organizó su vida y su literatura al margen y contracorriente de modas, de imposturas, de disfraces, de concesiones... Testimonio de coherencia que lo enfrentó demasiadas veces con la despótica cultura oficial de América Latina... También con relamidos y resabiados “permanentes” al acecho del “Premio Nobel”... A Benedetti, al igual que a Cortázar, se le admira, se le respeta y se le quiere, independientemente de las fobias y quimeras de cultivados críticos y literatos del insulto... Somos muchos los que vivimos sus tiempos de amor y de guerra, sus éxitos y fracasos, sus exilios y desarraigos como propios, como bálsamo ante tanta refriega y ruido editorial... BENEDETTI... ERA UN TIPO DE LOS NUESTROS... Arrastraba una larga enfermedad... Cuartilla y bolígrafo acostumbrados al tacto de su mano, se miran sorprendidos ante su ausencia...