Festival de Tarifa: CINE AFRICANO SIN ALFOMBRA ROJA

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Festival de Tarifa, una visión del cine africano sin alfombra r Festival de Tarifa, una visión del cine africano sin alfombra r

Eduardo Albaladejo

  cine_cartel.jpg Nos sitúa ante la duda de nuestra condición de norteafricanos o de sureuropeos y nos deja que el corazón elija. Tarifa ha sido la ciudad que nos enseñó, a finales de los años 80, que existía la palabra “patera”, que había otros “espaldamojadas” en el planeta y que el drama no era sólo en el río Grande. Fue entonces cuando nos enteramos que sus playas no eran destino exclusivo de chicos y chicas california dedicados al milenario anhelo de volar sobre las olas y navegar siempre más rápido. Los “mojaitos” le ganaron la partida de las primicias televisivas a los nenes mantenidos por aquellos marcos y pesetas que giraban papá y mamá, y aquella bofetada casi cotidiana a nuestra condición de tierra deseada sembró la intriga. Se multiplicó la pregunta “¿Qué hay más allá?” Y entonces, desde entonces, no han parado de salir y llegar gentes a sus calles queriendo saber y queriendo mostrar lo que hay más allá de esa corriente de 6 millas de ancho por 5 nudos de agua salada y profunda moviéndose para dentro y para afuera.

  

  Los organizadores de VI Festival de Cine Africano afirman que pretenden “dar a conocer en España las cinematografías africanas, no sólo como expresión artística sino también como una herramienta de desarrollo y progreso para el continente vecino”. Y a base de tesón, de persistencia y de saber estirar un presupuesto nacido de la nada, este festival de cine ha llegado a convertirse en un cita imprescindible para aquellos que se niegan a considerar África como una fuente inagotable de recursos, de guerras fratricidas, de tragedias humanas y epidemias.

   Más allá hay miles de pueblos creando, construyendo, transformando, luchando y, como dice uno de sus históricos alentadores, el poeta y periodista algecireño Juan José Tellez: “Este festival se merece un pequeño cambio en nuestras costumbres, romper las tradiciones vacacionales, destrozar el calendario y bajarse a conocer a gentes que están peleando duro por salir del agujero en que los hemos metido”.

  Mame Cisnero, directora del Festival, resume para El Otro País lo que se ha podido en encontrar en Tarifa durante la última semana del pasado mes de mayo.

P: El Otro país-¿Por qué un Festival de Cine Africano en Tarifa?

R: Mané Cisneros -Es la ciudad más cercana a África. Ha sido lugar de paso durante siglos de distintas civilizaciones y un lugar primordial en la inmigración a Europa. Pensamos que esta pequeña ciudad se debería convertir en un puente cultural entre las gentes de los dos continentes. El cine es una herramienta muy cómoda para transmitir realidades, sentimientos... y nos lleva a la realidad cotidiana de un continente que habitualmente es ignorado por los medios de comunicación.

 

 

 

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 P-¿Qué destacarías de esta sexta convocatoria?

 R- Son más de 100 películas y documentales los que se han pasado estos días, pero sin duda hay que destacar las cuatro retrospectivas que se han llevado a cabo. Una dedicada a los documentales de Mozambique, y no debemos olvidar que este país carece de cine de ficción documentado, porque hace 30 años que se quemó su Filmoteca y hemos hecho un recorrido a través de la producción audiovisual mozambiqueña desde la independencia con Portugal hasta nuestros días.

  La retrospectiva de Senegal ha estado dedicada al desaparecido cineasta senegalés Djibril Diop Mambety, cuyo cine provocador, marginal y genial, ha inspirado y sigue inspirando a los jóvenes cineastas africanos. Con Touki Bouki, una de sus películas más importantes, recientemente restaurada por la fundación que patrocina Martin Scorsese, inauguramos el 22 de mayo el festival. Y las retrospectivas se completaron con una sobre la producción cinematográfica de las islas del Océano Índico y la Isla de Reunión y otra sobre los principios del cine egipcio en todas sus variantes y géneros. Otro aspecto a destacar es la celebración del primer Foro de coproducción hispano-africano África Produce, en cuyo marco se presentó en el festival una selección de proyectos cinematográficos africanos ante profesionales españoles del sector, con el objetivo de buscar su participación financiera. En este foro se incluyeron encuentros con la industria española y africanas del cine y estuvo patrocinado y promovido por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), la Cooperación Cultural de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y Casa África.

 

P-¿Por qué no hubo alfombra roja?

R-Nos negamos al principio de la “alfombra roja”, nos oponemos a esa figura como signo del glamour. Nosotros somos un festival con vocación de educación para el desarrollo y con unos compromisos que van más allá del cine. No nos podemos prestar, ni vamos a potenciar a nadie, con el engaño del glamour. El cine africano tiene que conquistar su espacio porque se lo merece, no porque se orquesten campañas de imagen artificiales.

rodaje.jpgP-¿Tarifa es un festival de progres? ¿ En qué medida se implica la población?

R-Este aspecto es una tarea que cada año nos planteamos como de las más importantes y delicadas, porque, si es cierto que el Festival es cada vez más conocido fuera de la ciudad y la implicación de la población es cada vez mayor, un importante sector de ella, el más reaccionario, lo ve como un desprestigio, como una vergüenza, más que sentir con orgullo que el festival de cine de su pueblo se esté convirtiendo en uno de las muestras más importantes de cine que se celebran a lo largo del año en nuestro país. Quizás sea porque quieren vivir exclusivamente en un pasado de niños bien practicando el windsurf, cosa que ya pasó, porque Tarifa ha dejado de ser solamente eso y compite en eso con centenares de sitios similares en todo el mundo.